La Ley de Modernización de las Políticas Energéticas de 2015 , que fue aprobada la semana pasada por el Senado de Estados Unidos y ahora se dirige a una reconciliación con la versión de la Cámara de Representantes, contiene varias disposiciones referentes. Entre ellas está la reautorización permanente del Fondo para la Conservación de Tierras y Aguas, que emplea los derechos del petróleo y del gas para preservar zonas subdesarrolladas y emplazamientos históricos y culturales. El texto también incluye la creación de un programa del Departamento de Energía de Estados Unidos para aprovechar recursos del sector privado, la academia y el Gobierno para desarrollar reactores nucleares avanzados.
Pero, como cualquier propuesta de ley resultante de un acuerdo bipartidista, también incluye algo de relleno. No es probable que los siguientes cinco puntos, que varían desde ir desencaminados a resultar sencillamente irresponsables, ayuden al país a avanzar energéticamente en un futuro previsible.
Carbón limpio: Impulsado por el senador de Virginia Occidental (EEUU), Joe Manchin, la propuesta de ley y sus enmiendas contienen varias medidas dirigidas a promocionar más investigaciones de captura y almacenamiento de carbono (CAC) y para "establecer un programa coherente dedicado a innovaciones tecnológicas de carbón limpio mediante las investigaciones, el desarrollo y la implementación". El Gobierno ya ha invertido miles de millones de dólares en proyectos de carbón limpio, incluida la desafortunada planta de FutureGen, sin prácticamente nada que mostrar a cambio. Prolongar la vida de la industria del carbón del siglo XX es un objetivo desacertado si Estados Unidos va a generar un sistema energético del siglo XXI.
Modernización de la red: La propuesta de ley del Senado autoriza la formación de un "Equipo Interinstitucional de Respuesta Rápida" que "aceleraría y mejoraría el proceso para las infraestructuras de transmisión eléctrica". También incluye varias iniciativas ambiciosas para mejorar la red energética del país, que necesita de mejoras que integren unos recursos renovables en rápido crecimiento. Pero eso representa un proyecto de un billón de dólares, lo que equivale a construir un sistema de autovías interestatal. Este "equipo interinstitucional de respuesta rápida", que incluirá representantes del Consejo Asesor sobre Preservación Histórica, entre otras muchas agencias federales, resultará sumamente inadecuado para una tarea tan ambiciosa.
Quema de biomasa: La enmienda más controvertida de esta propuesta de ley designa la quema de árboles para la generación de energía como "neutra en carbono". Esta caracterización se asienta en la teoría de que la cría de nuevos árboles compensa el dióxido de carbono generado por la quema de otros más viejos. Esa afirmación ha sido refutada por muchos científicos (criar nuevos árboles lleva décadas; quemar madera dentro de una planta energética libera gases de efecto invernadero inmediatamente). Dejando de lado el hecho de que la generación de una industria de biomasa económicamente viable llevará décadas, si llega a lograrse, esta enmienda está basada en la ciencia basura.
Balance cero: El balance cero (el sistema por el que se compensa a los propietarios de conjuntos solares por la energía sobrante que devuelvan a la red) se ha convertido en un tema polémico mientras los estados han empezado a reducir esta práctica. La propuesta de ley reconoce este hecho, pero en lugar de llegar a elaborar una politica nacional sobre el balance cero, pide un informe federal sobre este tema. Existen muchos,muchos informes estatales sobre los problemas que rodean al balance cero, la mayoría de los cuales concluyen que no sólo beneficia a los propietarios de capacidad solar, sino también a los hogares no solares y a las energéticas. Lo último que necesitamos es un nuevo informe.
Exportaciones de gas natural: En una importante victoria para las empresas de combustibles fósiles, la propuesta de ley agilizaría el proceso de licencias para grandes terminales costeros de exportación de gas natural licuado a Europa y Asia. Los activistas medioambientales aborrecen los esfuerzos para exportar el gas porque promocionará una producción mayor mediante la fractura hidráulica (o fracking), y porque muchos creen que podría elevar los precios energéticos en Estados Unidos. Dejando esas consideraciones a un lado, existen pruebas de que la carrera por exportar gas natural licuado al extranjero se basa en unas infladas estimaciones de la demanda . La política actual que gobierna la aprobación de exportaciones de gas natural es lenta y metódica, y sería mejor dejarla intacta.