Un policía de Nueva York fue avisado de que debía acudir a un edificio de Manhattan a poner orden ya que estaba recibiendo multitud de llamadas de vecinos que se quejaban de enorme ruido y música muy alta.
Cuando el policía llamó a la puerta y le abrieron, se encontró con una fiesta gay muy loca y muy desfasada. Enseguida pensaron que se trataba de un striper regalo del dueño de la casa, así que lo cogieron y lo llevaron en volandas hasta una habitación mientras el policía gritaba que le dejaran en el suelo inmediatamente. El nivel de drogas y alcohol era tan alto como la música, y los de la fiesta no se enteraban de nada hasta que el policía sacó el arma reglamentaria y comenzó a disparar al techo.
Fue entonces cuando todos se dieron cuenta de su terrible error, pero ya era tarde. El policía pidió refuerzos y acabaron llevándose a 15 personas a comisaría.
Cuando el policía llamó a la puerta y le abrieron, se encontró con una fiesta gay muy loca y muy desfasada. Enseguida pensaron que se trataba de un striper regalo del dueño de la casa, así que lo cogieron y lo llevaron en volandas hasta una habitación mientras el policía gritaba que le dejaran en el suelo inmediatamente. El nivel de drogas y alcohol era tan alto como la música, y los de la fiesta no se enteraban de nada hasta que el policía sacó el arma reglamentaria y comenzó a disparar al techo.
Fue entonces cuando todos se dieron cuenta de su terrible error, pero ya era tarde. El policía pidió refuerzos y acabaron llevándose a 15 personas a comisaría.