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Es normal que para bajar de peso y comenzar el largo proceso pensando en llegar alguna vez a tonificar el cuerpo, los especialistas aconsejen una dieta baja en alimentos procesados, alejada de las grasas. Lo mismo sucede para quienes tienen como objetivo mantener la silueta.
Es normal que para bajar de peso y comenzar el largo proceso pensando en llegar alguna vez a tonificar el cuerpo, los especialistas aconsejen una dieta baja en alimentos procesados, alejada de las grasas. Lo mismo sucede para quienes tienen como objetivo mantener la silueta.
Siguiendo este lineamiento, la comida rápida es entonces la primera que debe ser suprimida -o al menos limitada- en la alimentación diaria. Las bebidas azucaradas y el alcohol, y productos a base de harina, también. Esta premisa reinante, considerada como indispensable, fue el impulso que motivó a Brian Northrup a poner en marcha el reto “Pizzapocalypse”.
Aficionado a la actividad física, Northrup decidió ir en contra de las recomendaciones de los médicos y expertos fitness. Quiso probar si era posible mantenerse en forma sin una dieta estricta. Para eso emprendió un largo experimento: comió una pizza entera todos los días durante un año. Y fue documentando el progreso en las redes sociales.
Declarado como amante de la pizza, contó que la verdadera ambición no tuvo que ver con el placer de degustar su comida favorita, sino con compartir el peculiar método que empleó para alcanzar el nivel de aptitud. “Con demasiada frecuencia escuché a los entrenadores, gurúes fitness e incluso los médicos decirle a la gente que no se puede trabajar con una dieta mala. Creo que todas esas personas subestiman enormemente lo que es posible a través del trabajo duro”, aseveró.
CÓMO FUE EL PIZZAPOCALYPSE
Para empezar, el joven nunca interrumpió su rutina de ejercicio, que consistió en tres a cuatro sesiones de levantamiento de pesas cada semana, con al menos 20 minutos de ejercicios de cardio al día.
Los resultados del período de prueba fueron sorprendentes, empezando por los números en la balanza: comenzó el desafío con 75,8 kilos y lo concluyó con un peso de 73 kg. Bajó de peso y también mantuvo la tonicidad muscular. Además, aseguró que aumentó su fuerza, velocidad y resistencia cardiovascular.
Durante el transcurso anual, el joven realizó chequeos regulares para medir el nivel de colesterol, la ingesta de sodio y otros marcadores, que se ubicaron dentro de un rango saludable. Su físico final lo mostró al público en la siguiente imagen.
Para entender las conclusiones, Northrup puso como ejemplo el caso del nadador estrella Michael Phelps: “El hombre se convirtió en el mayor deportista del mundo con una dieta que según afirmaba consistía en pizza, así como una gran cantidad de otros comúnmente etiquetados como malos alimentos en una base diaria”, afirmó.
“Creo que una buena dieta es altamente dependiente de la persona y es más importante centrarse en asegurarse de que su dieta incluye todo lo que necesita, que lo que necesita para cortar”, sentenció, a la vez que recomendó no seguir el plan “Pizzapocalypse”.