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Para estas fechas decembrinas se puede apreciar en calles, avenidas y carreteras del Estado a miles de antorchistas caminando, corriendo o en bicicleta, y aunque cada uno lo hace por una promesa diferente, todos comparten un objetivo, cumplirle a la Virgen de Guadalupe, algo que los mueve cada año para realizar estas travesías.
Sin embargo, el desgaste físico y mental que implica hacer este tipo de acciones es sólo una parte de lo que viven los antorchistas que son movidos por su fe guadalupano, pues el realizar este tipo de viajes implica permisos en centros de trabajo y educativos, así como un ahorro para poder encarar el viaje.
Sobre éste último, un grupo de antorchistas que regresaban a Champotón, Campeche, luego de salir de este lugar rumbo a Celestún y haber pasado la iglesia de San Cristóbal de Mérida y Umán, así como otros poblados, comentaron que entre todos realizan una recolecta de dinero para costear comida y otros gastos.
Referente a la comida, Andrés Santana, antorchista guadalupano, dijo que al día tratan de gastar 150 pesos por persona para cubrir todas sus necesidades, entre las cuales está contemplada la comida de cinco hombres y dos mujeres, ya que son ellos quienes están realizando este viaje por diferentes promesas.
Sobre el procedencia del dinero, indicó que cada quien junta dinero durante todo el año para realizar el viaje, además de que prefieren ahorrarlo, ya que muchos no desean empeñar sus pertenencias, además de que para algunos esto es parte de la promesa que le hicieron a la Virgen de Guadalupe.
Agregó que algunos de los antorchistas trabajan en una fábrica, por lo que pidieron permiso para el viaje, mientras que los jóvenes que aún estudian tuvieron que solicitar permiso para no acudir a la escuela, aunque para todos es la fe lo que los mueve, pues es su ‘motorcito’ para seguir adelante. La Verdad