Noticias de Yucatán
En su informe más reciente, la Organización Internacional del Trabajo (OIT) mostró la realidad de México y lo consideró como el país de América Latina con la peor evolución del salario real, con una estimación de caída de 12 por ciento.
La realidad salarial de 2017 pudo haber sido mejor, luego de que el salario mínimo de 73.04 pesos subiera a 80.04 pesos. Sin embargo, la liberalización de las gasolinas prevista en la Reforma Energética desató la inflación. Ante eso, el aumento salarial se diluyó ante ese efecto.
El golpe a la economía fue evidente y tras 12 meses en que la sociedad civil y el sector empresarial exigieran que para 2018 el salario se colocara por encima de la Línea de Bienestar considerada por el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval), la Comisión Nacional del Salario Mínimo (Conasami) hizo lo que para el colectivo Acción Ciudadana Frente a la Pobreza es “su coreografía de cada año”.
Con base en estudios de poca validación, de acuerdo con la Auditoría Superior de la Federación (ASF), y con tan sólo anunciar su decisión final, la Conasami fijó el salario mínimo en 88.36 pesos y generó reclamos generalizados.
La Confederación Patronal de la República Mexicana (Coparmex) dio a conocer la decisión gubernamental y, en un comunicado, planteó que el incremento no es suficiente para cubrir la Línea de Bienestar, pues cubrirá apenas 92.76 por ciento.
Ese aumento de 8.32 pesos es el más alto desde 1998, cuando se fijó un incremento salarial de 7.53 pesos. Desde entonces, los aumentos no rebasaron el tope de 3 pesos, de centavos e incluso disminuciones, como ocurrió en el sexenio de Vicente Fox Quesada.
El resultado de ese comportamiento salarial se proyecta en la pérdida del 11.11 por ciento del poder adquisitivo en los últimos cinco años, de acuerdo con cálculos de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). (SinEmbargo).
En su informe más reciente, la Organización Internacional del Trabajo (OIT) mostró la realidad de México y lo consideró como el país de América Latina con la peor evolución del salario real, con una estimación de caída de 12 por ciento.
La realidad salarial de 2017 pudo haber sido mejor, luego de que el salario mínimo de 73.04 pesos subiera a 80.04 pesos. Sin embargo, la liberalización de las gasolinas prevista en la Reforma Energética desató la inflación. Ante eso, el aumento salarial se diluyó ante ese efecto.
El golpe a la economía fue evidente y tras 12 meses en que la sociedad civil y el sector empresarial exigieran que para 2018 el salario se colocara por encima de la Línea de Bienestar considerada por el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval), la Comisión Nacional del Salario Mínimo (Conasami) hizo lo que para el colectivo Acción Ciudadana Frente a la Pobreza es “su coreografía de cada año”.
Con base en estudios de poca validación, de acuerdo con la Auditoría Superior de la Federación (ASF), y con tan sólo anunciar su decisión final, la Conasami fijó el salario mínimo en 88.36 pesos y generó reclamos generalizados.
La Confederación Patronal de la República Mexicana (Coparmex) dio a conocer la decisión gubernamental y, en un comunicado, planteó que el incremento no es suficiente para cubrir la Línea de Bienestar, pues cubrirá apenas 92.76 por ciento.
Ese aumento de 8.32 pesos es el más alto desde 1998, cuando se fijó un incremento salarial de 7.53 pesos. Desde entonces, los aumentos no rebasaron el tope de 3 pesos, de centavos e incluso disminuciones, como ocurrió en el sexenio de Vicente Fox Quesada.
El resultado de ese comportamiento salarial se proyecta en la pérdida del 11.11 por ciento del poder adquisitivo en los últimos cinco años, de acuerdo con cálculos de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). (SinEmbargo).