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Medios argentinos han abordado esta semana el gravísimo problema de la drogadicción en recién nacidos, y en particular en una de las provincias del país: Mendoza. Según informó este 9 de mayo la emisora de radio Cadena 3, 80 % de los bebés que allí ingresaron en casas cuna el año pasado evidenciaron presencia de cocaína en sangre.
Fue la diputada provincial Marcela Fernández, que anteriormente se desempeñó como subsecretaria de Desarrollo Social de su provincia, quien hizo público ese dato.
Como consecuencia del consumo de drogas por las madres durante el embarazo, los recién nacidos presentan síntomas de abstinencia narcótica desde los primeros días de su vida. "Dentro de un universo de 4.000 nacimientos en Mendoza, 180 de los pequeños tienen síntomas de abstinencia", especificó la legisladora.
Tanto la madre como el bebé son sometidos en tales circunstancias a tratamiento contra las adicciones, pero en gran número de los casos todo termina en la separación de ambos, incluso si la progenitora no abandona al recién nacido por voluntad propia. Primero —como medida indispensable— se corta la lactancia materna, luego se coloca a los niños en centros preventivos de adicciones y, de no ser reivindicado por la red familiar de origen, el pequeño es finalmente cedido en adopción.
El servicio de Cuidados Alternativos del Ministerio provincial de Desarrollo Social estima que la situación "se está agravando en los sectores más vulnerables de la sociedad", según afirmó su titular, Belén Canafoglia, y recogió el diario La Nación. Y el mal no se reduce con las medidas mencionadas.
Entre las repercusiones de la drogadicción congénita está la 'devolución' de los niños adoptados, muchos de los cuales son regresados las instituciones públicas. El 25 % de los adoptantes en Mendoza devuelven a los bebés a las casas cuna por causa de los trastornos que genera la droga en los menores.
En ese orden, más de 10 % de los niños que viven en esos hogares, que son adolescentes con edades comprendidas entre 12 y 14 años, sufren problemas con las drogas, que incluyen desde poxirán y marihuana hasta cocaína.
Medios argentinos han abordado esta semana el gravísimo problema de la drogadicción en recién nacidos, y en particular en una de las provincias del país: Mendoza. Según informó este 9 de mayo la emisora de radio Cadena 3, 80 % de los bebés que allí ingresaron en casas cuna el año pasado evidenciaron presencia de cocaína en sangre.
Fue la diputada provincial Marcela Fernández, que anteriormente se desempeñó como subsecretaria de Desarrollo Social de su provincia, quien hizo público ese dato.
Como consecuencia del consumo de drogas por las madres durante el embarazo, los recién nacidos presentan síntomas de abstinencia narcótica desde los primeros días de su vida. "Dentro de un universo de 4.000 nacimientos en Mendoza, 180 de los pequeños tienen síntomas de abstinencia", especificó la legisladora.
Tanto la madre como el bebé son sometidos en tales circunstancias a tratamiento contra las adicciones, pero en gran número de los casos todo termina en la separación de ambos, incluso si la progenitora no abandona al recién nacido por voluntad propia. Primero —como medida indispensable— se corta la lactancia materna, luego se coloca a los niños en centros preventivos de adicciones y, de no ser reivindicado por la red familiar de origen, el pequeño es finalmente cedido en adopción.
El servicio de Cuidados Alternativos del Ministerio provincial de Desarrollo Social estima que la situación "se está agravando en los sectores más vulnerables de la sociedad", según afirmó su titular, Belén Canafoglia, y recogió el diario La Nación. Y el mal no se reduce con las medidas mencionadas.
Entre las repercusiones de la drogadicción congénita está la 'devolución' de los niños adoptados, muchos de los cuales son regresados las instituciones públicas. El 25 % de los adoptantes en Mendoza devuelven a los bebés a las casas cuna por causa de los trastornos que genera la droga en los menores.
En ese orden, más de 10 % de los niños que viven en esos hogares, que son adolescentes con edades comprendidas entre 12 y 14 años, sufren problemas con las drogas, que incluyen desde poxirán y marihuana hasta cocaína.
