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La hermosa piel, sus cejas bien definidas y pestañas largas y gruesas hicieron de Rebeca una modelo famosa y admirada. Su belleza era imposible de pasar desapercibida, pero sus allegados dicen que era mucho más que eso. Definitivamente nadie esperaba su cruel muerte al ser devorada por garrapatas en un centro de retiro.
Rebeca era rebelde y no seguía exactamente el patrón de vida que todos esperaban. "Su vida se volvió emocionante", dijo Puryear, el abogado de la familia.
Pensó en su mente que la vida de todos es así.
Los años pasaron y esa enérgica mujer terminó viviendo en un asilo de ancianos y, a decir de los abogados, tuvo una muerte larga y dolorosa.
Los ácaros parasitarios eran ya parte de su piel, vivían a costas de ella y esparcían sus huevos por todo su cuerpo.
Al perder la vida, Rebeca tenía costras gruesas en su piel y una de sus manos se observaba casi negra, sus dedos estaban a punto de caerse.
El descuido y la sarna, terminaron con la vida de la mujer, falleció a los 93 años y las bacterias se encontraban ya en su sangre.
Rebeca fue una modelo famosa y admirada que vivió los últimos cinco años de su vida en un asilo donde contrajo sarna, una enfermedad que no le fue atendida correctamente y le causaba constante dolorUna ex modelo, que pasaba su vejez en un geriátrico fue “comida viva” por lasgarrapatas, a decir de los médicos.
La hermosa piel, sus cejas bien definidas y pestañas largas y gruesas hicieron de Rebeca una modelo famosa y admirada. Su belleza era imposible de pasar desapercibida, pero sus allegados dicen que era mucho más que eso. Definitivamente nadie esperaba su cruel muerte al ser devorada por garrapatas en un centro de retiro.
you mean this loved one that died in YOUR care by being eaten alive by bugs? Forensic pathologist Dr. Kris Sperry described it as 'one of the most horrendous things I've ever seen in my career as a forensic pathologist'— The Real Housewives of Fountain Hills (@Shannon21083810) 28 de abril de 2018
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Rebeca era rebelde y no seguía exactamente el patrón de vida que todos esperaban. "Su vida se volvió emocionante", dijo Puryear, el abogado de la familia.
Pensó en su mente que la vida de todos es así.
Los años pasaron y esa enérgica mujer terminó viviendo en un asilo de ancianos y, a decir de los abogados, tuvo una muerte larga y dolorosa.
Los ácaros parasitarios eran ya parte de su piel, vivían a costas de ella y esparcían sus huevos por todo su cuerpo.
Al perder la vida, Rebeca tenía costras gruesas en su piel y una de sus manos se observaba casi negra, sus dedos estaban a punto de caerse.
El descuido y la sarna, terminaron con la vida de la mujer, falleció a los 93 años y las bacterias se encontraban ya en su sangre.