La nueva disposición que obliga a los artistas a
profesionalizarse y vincularse con el Ministerio de Cultura levantó
polémica en Cuba. Concebido para "proteger la cultura" y
sancionar el uso de lenguaje sexista o vulgar, el decreto 349 apunta al
reggaetón, un ritmo creciente en la isla.
También condena el "intrusismo profesional", en un
país con talentos de conservatorio pero donde abunda la espontaneidad
artística, con músicos "de oído", que brotan en La Habana Vieja
tocando por propinas de turistas y bautizados como "soperos"
(trabajan por la sopa).
La nueva norma, que reemplaza una de 1997, prevé también
sanciones para el que viole límites "de sonidos y ruidos", use
irrespetuosamente símbolos patrios o mantenga "conductas violatorias
de las normas y disposiciones vigentes en materia de política cultural".
La norma además otorga a inspectores la capacidad de
veredicto y ha sido calificada por artistas, incluso simpatizantes del
gobierno, como "incompleta", "nebulosa" u
"oscura".
Los más radicales lo tildaron de "decreto
mordaza", cuando la nueva Constitución, que se someterá a referendo el 24
de febrero, consagra la creación artística como "libre".
"Creo que en el contexto de la Cuba actual, y más con
la Constitución (…) no hay espacio para que un decreto tenga lagunas y tenga
espacios dudosos y tenga nubes o nebulosas, o deje incertidumbre", dijo a
la AFP el popular cantautor Tony Ávila, de 47 años.
El propio presidente Miguel Díaz-Canel admitió
recientemente que el tema "debió ser más discutido y mejor
explicado". Él firmó el decreto el 20 de abril, un día después de
sustituir a Raúl Castro en la presidencia de Cuba.
"Lo vamos a aplicar de manera progresiva en la medida
que vayamos alcanzando ese consenso", dijo el ministro de Cultura, Alpidio
Alonso, el 6 de diciembre, víspera de su entrada en vigor.
La política cultural fue trazada por el líder Fidel Castro
(1926-2016) en 1961 y se sintetiza en: "Dentro de la revolución, todo;
contra la revolución, nada".
El 349 enfatiza que la difusión o comercialización del
producto artístico debe ser a través de "la institución cultural a que
corresponda". "No vamos a renunciar al trabajo de las
instituciones", subrayó el ministro Alonso en la televisión. "No las
vamos a privatizar, el papel de las instituciones es central dentro del
programa cultural de la revolución".
infobae