El principal sospechoso y único detenido en el caso de asesinato en el 2017 de la joven Araceli Fulles, de 22 años, falleció el 13 de abril por las heridas que recibió en un ataque de sus compañeros de celda en la cárcel de Sierra Chica, en la provincia argentina de Buenos Aires.
La agresión tuvo lugar el pasado 8 de abril. Aquel día dos reclusos agredieron a golpes a Darío Gastón Badaracco Ferreyra, de 31 años, y lo quemaron con agua hirviendo. "Lo golpearon, lo patearon y le tiraron agua hirviendo sobre el rostro, tórax, abdomen, región inguinal y piernas", indicaron desde el servicio penitenciario, informa Todo Noticias.
Medios señalan que un inspector de vigilancia de la prisión escuchó gritos en una de las celdas y al acudir al lugar vio cómo dos reclusos atacaban al acusado de la muerte de Fulles e intervino. Tras el asalto, presentaba quemaduras en el 60% de su cuerpo, y fue llevado al Hospital Municipal Dr Héctor Cura en Olavarría, donde murió cinco días después.
De momento se desconocen las causas de la brutal agresión y si estos tenían cómplices. Al mismo tiempo, fuentes en la cárcel recogieron presuntamente las palabras de uno de los atacantes, que para excusarse declaró que "son problemas de presos y lo teníamos que arreglar de esta manera". Al mismo tiempo, desde el centro de detención señalaron que Badaracco, detenido hace menos de dos años, tenía "una conducta ejemplar".
Araceli Fulles desapareció el 2 de abril de 2017 y un mes después su cuerpo fue encontrado enterrado en el patio de la vivienda de Badaracco en la localidad de José León Suárez. Los investigadores llegaron a la conclusión de que la joven fue violada y luego estrangulada. Dos años después de su muerte, solo Badaracco acabó detenido, mientras que 8 personas más que fueron determinadas como sospechosas siguen en libertad. Por su parte, la familia de Fulles pide justicia. "Yo no me puedo acostumbrar a su ausencia. Arruinaron nuestra familia", afirmó la madre de la fallecida, Mónica Ferrerya, a la cadena Telefé.