Un nuevo estudio de investigadores de la Escuela de Salud
Pública Bloomberg de Johns Hopkins comprobó que los adolescentes que pasan más
de tres horas al día en las redes sociales tienen más probabilidades de altos
niveles de conductas internalizantes, con ansiedad o depresión, en comparación
con los adolescentes que no las usan.
El estudio, publicado en línea en la revista ‘JAMA
Psychiatry’, examinó el tiempo que los adolescentes pasaron en las redes
sociales y dos tipos de comportamientos que pueden ser indicadores de problemas
de salud mental: internalización y externalización.
La internalización puede implicar retraimiento social,
dificultad para lidiar con la ansiedad o la depresión o dirigir los
sentimientos hacia adentro. La externalización puede incluir agresión, actuar,
desobedecer u otros comportamientos observables.
El estudio encontró que el uso de las redes sociales durante
cualquier cantidad de tiempo se asoció tanto con un mayor riesgo de informar
problemas de internalización solos como con síntomas concurrentes de problemas
de internalización y externalización. No se encontró una asociación
significativa con el uso de las redes sociales y los problemas de
externalización solos.
Los adolescentes que pasaban al menos tres horas al día en
las redes sociales tenían el mayor riesgo de reportar problemas de
internalización solo.
“Muchos estudios existentes han encontrado un vínculo entre
el uso de medios digitales o sociales y la salud de los adolescentes, pero
pocos miran esta asociación a lo largo del tiempo”, resalta la autora principal
Kira Riehm, estudiante de doctorado en el Departamento de Salud Mental de la
Escuela Bloomberg.
“Nuestro estudio muestra que los adolescentes que reportan
altos niveles de tiempo que pasan en las redes sociales tienen más
probabilidades de reportar problemas de internalización un año después
–explica–. No podemos concluir que las redes sociales causen problemas de salud
mental, pero creemos que puede ser menos tiempo en las redes sociales mejor
para la salud de los adolescentes”.
El uso de las redes sociales entre los adolescentes está muy
extendido. Encuestas recientes han encontrado que el 95 por ciento de los
adolescentes en Estados Unidos tienen acceso a un teléfono inteligente y cerca
del 75 por ciento de los adolescentes tienen al menos una cuenta en las redes
sociales.
El uso de las redes sociales tiene riesgos y beneficios para
la salud. Estas plataformas a menudo proporcionan formas de conectarse con sus
pares e información y recursos sobre causas importantes para ellos, pero
existen riesgos de ciberacoso y otras agresiones digitales.
Para su estudio, los investigadores utilizaron una muestra
representativa a nivel nacional de adolescentes estadounidenses de 13 a 17 años
del Estudio de Evaluación de la Población del Tabaco y la Salud (PATH)
financiado con fondos federales entre 2013 y 2016. El estudio recogió datos
durante tres años y el análisis involucró a 6.595 encuestados.
Cada año, se preguntó a los participantes cuánto tiempo
pasaron en las redes sociales, así como preguntas relacionadas con los síntomas
de problemas de salud mental internos y externos.
El estudio encontró que menos del 17 por ciento de los
adolescentes no usaban las redes sociales. Para aquellos que informaron usar
las redes sociales, dos mil 82 (32%), informaron haber gastado menos de 30
minutos; dos mil (31%) informaron haber pasado entre 30 minutos y tres horas;
817 (12%) informaron haber pasado de tres a seis horas; y 571 (8%) informaron
pasar más de seis horas por día.
Los investigadores también encontraron que 611 encuestados
(9%) informaron experimentar solo problemas de internalización, mientras que
885 (14%) informaron experimentar solo problemas de externalización; mil 169
(18%) informaron haber experimentado problemas internos y externos; y tres mil
930 (59%) informaron problemas no / bajos. El estudio no encontró vínculos
entre el uso de las redes sociales y los problemas de salud mental y género.
“Las redes sociales tienen la capacidad de conectar a los
adolescentes que pueden ser excluidos en su vida diaria. Necesitamos encontrar
una mejor manera de equilibrar los beneficios de las redes sociales con
posibles resultados negativos para la salud –dice Riehm–. Establecer límites
razonables, mejorar el diseño de las plataformas de redes sociales y centrar
las intervenciones en la alfabetización mediática son todas formas en que
potencialmente podemos encontrar este equilibrio”.
Fuente: Excelsior