Comercios cerrados, restaurantes y cafés vacíos, sin
autobuses o taxis colectivos y apenas unos cuantos turistas, principalmente
extranjeros, disfrutando de una Mérida atípica y letárgica fueron la estampa
que prevaleció la mañana de ayer en el Centro.
Se trata del segundo domingo consecutivo que, por la
emergencia derivada del coronavirus, se suspendieron el programa Mérida en
Domingo y la Bici-Ruta, por orden del Ayuntamiento como parte de las medidas
para evitar contagios.
El Pasaje Picheta se ve desierto y casi todos sus
establecimientos cerrados. En la Catedral ya no se celebran misas, aunque el
Santísimo sí permanece expuesto en el altar y el número de feligreses ahí
reunidos es muy reducido, además que se procura que quienes están presentes lo
hagan guardando una distancia considerable unos de otros.
Los restaurantes y cafés también estaban vacíos, el personal
se dedicaba a sanitizar los espacios comunes en esos negocios.
El número de aseadores de calzado en la Plaza Principal
también es muy reducido y los instalados no tenían clientes para trabajar.
Fuente: Megamedia