En una conferencia de prensa en la Casa Blanca el lunes, el doctor Anthony Fauci, el principal experto en enfermedades infecciosas de la nación, dijo que podría no haber un "regreso a la normalidad" después de que termine la pandemia de coronavirus.
"Si un regreso a la normalidad significa actuar como si nunca hubiera existido una pandemia de coronavirus, no creo que eso vaya a suceder", dijo Fauci.
Sus palabras reflejan lo que piensan millones de personas, no sólo en Estados Unidos, sino en todo el mundo.
¿Cómo será la vida después de que el virus desaparezca? ¿Provocará un cambio permanente en la forma en que vivimos, tanto en nuestros trabajos como en nuestro tiempo libre, en la forma en que nos comunicamos, compramos, viajamos y nos entretenemos?
Y a mayor escala, ¿cómo afectará al orden mundial? ¿Pagarán los gobiernos el precio por reaccionar tan lentamente y por los 1.5 millones de personas infectadas y 100,000 muertes en todo el mundo?
Algo sí está claro: a corto plazo, al menos hasta que esté disponible una vacuna o un medicamento efectivo, cualquier negocio o evento que involucre reuniones de un gran número de personas en espacios cerrados será el más afectado, desde escuelas y universidades hasta iglesias, estadios de fútbol, centros comerciales, restaurantes, parques de atracciones, aerolíneas y cruceros.
¿Volverá el Mardi Gras de Nueva Orleans o el carnaval a Río de Janeiro en un planeta con un mayor miedo a los gérmenes?
Es posiblemente que algunos negocios nunca se recuperen, y todos tendrán que adaptarse. Algunos ya lo han hecho, desde los restaurantes que ofrecen menús para llevar, hasta las escuelas, universidades, e incluso los gimnasios, con clases virtuales.
El miedo a viajar
Los viajes de negocios se han reducido muchísimo, lo cual ha hecho que muchas compañías se cuestionen cuán realmente necesarios eran estos viajes en primer lugar.
Durante la cuarentena por el covid-19, la cantidad de pasajeros estadounidenses en aviones ha caído en un 96%, a un nivel que no se había visto en más de 60 años, según la Administración de Seguridad en el Transporte (TSA, por sus siglas en inglés).
Algunos podrían tener que reconsiderar sus modelos de negocio. Las líneas aéreas y la industria de los cruceros, en especial, tienen algunas preguntas importantes que hacerse. Después de años de quejas de los clientes por el poco espacio para las piernas, la ley podría exigir a las aerolíneas que guarden cierto distanciamiento social; si los aviones transportan menos pasajeros, ¿las aerolíneas tendrán que subir los precios o podrán reducir los costos en otros aspectos?
Como consecuencia del coronavirus, los centros comerciales de Estados Unidos que actualmente parecen pueblos fantasmas deberían seguir el ejemplo de lugares como Singapur, que ofrecen una experiencia de compra mucho más diversa, con bibliotecas, consultorios médicos y otras atracciones.
Del mismo modo, ¿es éste el final de la era de los mega-cruceros, como el Symphony of the Seas de Royal Caribbean, que tiene 22 restaurantes, 42 bares y salones, y capacidad para 6,600 pasajeros?
Desde principios de marzo, las acciones de Uber han perdido el 28% de su valor. Lyft, su rival, ha perdido un 30%. El panorama es aún menos claro para otra compañía de hospedaje en línea, Airbnb y la compañía de espacios de trabajo compartido, WeWork.
"La nueva normalidad"
" Estamos entrando en una nueva normalidad y no esperamos que las cosas vuelvan a ser como antes", dijo André Dua, socio principal de la firma de consultoría de gestión, McKinsey & Co.
Dua le dijo a Univision Noticias que aún es demasiado pronto para determinar cuán grave será el daño económico, pero McKinsey estima una importante contracción de la economía estadounidense en el rango del 8% al 13%. McKinsey también calculó que la pandemia puso en riesgo 55 millones de empleos, un tercio de la economía estadounidense.
Eso no significa que se haya acabado el mundo como lo conocemos. Se trata más bien de encontrar nuevas formas — posiblemente temporales — de trabajar. Por ejemplo, muchas compañías y escuelas — y también familias y chats grupales — han comenzado a utilizar software de reuniones virtuales como Zoom, Hangouts de Google, Teams de Microsoft o Webex de Cisco.
Es probable que las conferencias virtuales se adopten de forma más generalizada como un reemplazo divertido, más barato y menos engorroso de las reuniones personales. Más personas comenzaron a utilizar el software de videoconferencia Zoom en los primeros dos meses de 2020 que en todo 2019.
Las mascarillas faciales pronto pueden convertirse en el último grito de la moda en Estados Unidos, como lo han sido durante mucho tiempo en muchos países de Asia.
También es probable que la telemedicina sea más accesible para los pacientes con males menores, lo cual aliviaría la carga —y quizás los tiempos de espera— en los consultorios médicos.
" Somos seres intrínsecamente sociales y valoraremos las conexiones personales en el futuro, pero al mismo tiempo es difícil imaginar que volvamos totalmente a lo que teníamos antes", dijo Dua.
Algunos expertos predicen que uno de los mayores cambios probablemente sea la forma en que se entregan los productos, desde las compras en los supermercados en línea y las opciones de entrega, como Instacart, hasta las soluciones de cadenas de suministro a mayor distancia.
Durante años, las grandes compañías multinacionales hablaron sobre 'la muerte de la distancia' mientras externalizaban a China sus procesos de fabricación, aprovechando la mano de obra barata y la producción en masa.
"Eso va a cambiar. Los bajos costos ya no serán tan importantes, sino cuán resilientes son", dijo Ignacio Felix, experto en fabricación y cadenas de suministro de McKinsey. Las compañías le prestarán más atención a "¿cuánto vale el riesgo [y] los consumidores se fijarán en la procedencia de mi producto y quién lo tocó?", añadió.
¿Soluciones?
Para muchas compañías, el coronavirus era un temido 'suceso de cisne negro', la metáfora comercial que se utiliza para describir una perturbación importante. Pero, otros ya habían implementado nuevas tecnologías adaptables o están desarrollando soluciones.
De hecho, una de las posibles consecuencias a largo plazo de la pandemia de covid-19 es la adopción acelerada de tecnologías existentes, como los drones, los robots y la inteligencia artificial en los centros de trabajo y los hogares.
"Éste será un gran parteaguas para la tecnología. Siempre en los momentos de crisis o después de las guerras, encontramos nuevas soluciones", dijo Yuda Saydun, presidente de CyVent, un proveedor de soluciones enfocadas en la seguridad cibernética.
Pero para que eso suceda, "debe haber mucha colaboración entre todas las tecnologías, sus lagos de datos, sus algoritmos y su poder de datos ... pero queda por ver si se unirán y superarán su espíritu de competencia", agregó.
El anuncio de la colaboración entre Apple y Google para habilitar una plataforma de rastreo para seguimiento de contactos para covid-19, similar a Waze y basada en Bluetooth, es un ejemplo alentador, señaló.
Las ideas incluyen servicios como Amazon Prime Air, que entregará paquetes mediante pequeños drones, y el Autopilot de Tesla, la nueva generación de automóviles y camiones sin conductor. Una universidad japonesa recientemente utilizó robots para simular una ceremonia de graduación, donde los robots portaban las imágenes de los estudiantes.
Robots y birretes: la particular ceremonia de graduación en tiempos del coronavirus
Ya existe tecnología de cámara y telefonía celular que les permite a los dueños de negocios monitorear de forma remota oficinas, fábricas o depósitos, así como el movimiento de los empleados.
Uno de los mejores ejemplos es la educación. "¿Quién habría pensado que casi todo el sector de la educación superior estadounidense pasaría a un experimento en línea completo donde cada miembro de la facultad y cada estudiante participaría a nivel nacional?", dijo Dua. "Todo lo que está sucediendo nos hace pensar que realmente tendremos que reconsiderar cómo es la normalidad", añadió.
Salud contra Privacidad
"Entonces, ¿cómo podemos vivir en este nuevo mundo?", pregunta Gideon Lichfield, editor de Technology Review del MIT, publicada por el prestigioso Instituto de Tecnología de Massachusetts.
Además del mejoramiento necesario de los sistemas de atención sanitaria, que estén en mejores condiciones de enfrentar las pandemias, "predigo que restableceremos la capacidad de socializar de manera segura mediante el desarrollo de formas más sofisticadas para identificar quienes son un riesgo de enfermedad y quienes no, y discriminar, legalmente, a quienes lo sean", sostiene.
Indica que eso ya está empezando a suceder. Por ejemplo, Israel planea adaptar los datos de ubicación de telefonía celular que utilizan sus servicios de inteligencia para monitorear terroristas, para hacer un seguimiento de contactos de las personas expuestas a portadores del virus.
Corea del Sur detuvo la propagación del virus mediante el rastreo avanzado de seguimento de contactos y una aplicación GPS de teléfono ordenada por el gobierno para ayudar a los ciudadanos a mantenerse al tanto de las personas y lugares infectados. Utilizó las leyes aprobadas después de un brote de virus de 2015 para levantar temporalmente las reglas de privacidad del paciente.
Singapur, un país famoso por sus límites a las libertades personales, presentó el mes pasado una aplicación de teléfono inteligente, llamada TraceTogether, para que los ciudadanos ayuden a las autoridades a identificar a las personas que pueden haber estado expuestas a alguien que dé positivo al virus mediante el uso de señales de Bluetooth y registros de datos para detectar teléfonos móviles de cualquier persona con la que hayan tenido contacto cercano.
Una empresa china, Tsinglink, ya está ofreciendo productos de seguridad inalámbrica de alta definición 4G en Estados Unidos, que se pueden utilizar para la vigilancia de oficinas con el propósito de controlar la historia clínica de las personas que ingresan a los edificios.
" Se puede imaginar un mundo en el que, para abordar un vuelo, quizás tengamos que registrarnos en un servicio que monitorea nuestros movimientos mediante nuestros teléfonos", escribió Lichfield.
"Habría requisitos similares para entrar a grandes recintos, edificios gubernamentales o centros de transporte público. Habría escáneres de temperatura en todas partes, y nuestros centros de trabajo podrían exigirnos el uso de dispositivos que monitoreen nuestra temperatura u otros signos vitales".
En los clubes nocturnos, en lugar de solicitar prueba de edad, en el futuro podrían pedir prueba de inmunidad, como historiales de vacunación, añadió.
La podcaster Carol Yin publicó un video en Twitter que describe cómo su reciente viaje por China fue monitoreado en aeropuertos, ferrocarriles y estaciones de metro con fines de contención del covid-19, y tuvo incluso que mostrar evidencia de dónde había estado durante los 14 días previos, mediante el acceso a los datos de ubicación de su teléfono celular.
Su taxi también le exigió que vinculara el número de identificación de su teléfono celular al vehículo específico en el que viajaba.
Es probable que dichos problemas de privacidad sean objeto de un intenso debate político en Estados Unidos, al igual que sucedió con la discusión sobre las medidas antiterroristas después del 11 de septiembre bajo la llamada 'Ley Patriota'.
¿Un nuevo orden mundial?
La actual crisis plantea otros problemas políticos de mayor alcance, como el comercio mundial, así como la cooperación internacional para vencer al virus, y el papel de la ciencia en la definición de las políticas.
Quienes se oponen a la globalización y al libre comercio probablemente utilizarán el brote de covid-19 como argumento para controles de inmigración más estrictos y quizás, aranceles comerciales. Otros alegarán que la pandemia ha demostrado la necesidad de una integración global más estrecha.
El exsecretario de Estado de Estados Unidos Henry A. Kissinger, ahora de 96 años, escribió en The Wall Street Journal que la crisis del coronavirus amenazaba el orden mundial liberal y le recordaba la necesidad de que el mundo se uniera tras la Segunda Guerra Mundial. " La pandemia ha provocado un anacronismo, un renacimiento de las ciudades amuralladas en una época en que la prosperidad depende del comercio mundial y el movimiento de personas", escribió.
Otro distinguido diplomático estadounidense, William J. Burns, presidente del Fondo Carnegie para la Paz Internacional, advirtió que también era un momento peligroso para Estados Unidos, pues sus rivales seguramente intentarán aprovechar el virus como una "oportunidad estratégica" para debilitar aún más su influencia global.
"Las nuevas tecnologías solidificarán el control autoritario y desafiarán la gobernanza democrática. Las instituciones internacionales vacilarán, divididas por la rivalidad de las grandes potencias y carecerán de recursos, lo cual debilitará las perspectivas de una respuesta coordinada a otros desafíos globales inminentes, ninguno más existencial que el cambio climático", escribió en la revista The Atlantic.
El papel de la ciencia
Los ambientalistas ahora esperan febrilmente que el desacato por parte de los políticos de las advertencias de los científicos sobre la necesidad de prepararse para esta pandemia viral fortalezca sus argumentos en favor de la urgencia de abordar el cambio climático.
"Estamos en un notable experimento geofísico", dijo Robert Corell, exdirector de ciencias terrestres de la Fundación Nacional para la Ciencia, la principal agencia de investigación científica en los campos no médicos del gobierno estadounidense.
"Simplemente pusimos el botón en esta posición y mira qué pasó. Exacto, podemos ver los resultados", añadió y señaló que el impacto de la pandemia en la contaminación global fue una lección.
En todo el mundo abundan las evidencias anecdóticas de la reducción de emisiones y las espectaculares fotos de las límpidas cumbres de las montañas, antes oscurecidas por la bruma, desde los Himalayas en Asia hasta los Andes en América del Sur.
"Es algo útil y que el público puede apreciar. No necesitas un doctorado, un alumno de tercer grado puedo entenderlo", añadió Corell.
Por otro lado, ha habido retrocesos importantes, como que algunas ciudades han levantado las prohibiciones sobre los plásticos desechables y que a los consumidores les preocupa que el virus se aferre a las bolsas, vasos y pajillas reutilizables.
Pero, por ahora, los científicos tienen la ventaja. Una encuesta sobre las principales figuras en la lucha contra el coronavirus reveló que el doctor Fauci recibió, por mucho, los índices de aprobación más altos con un 86% de aceptación. Mientras tanto, apenas el 41% dijo que confiaba en que el gobierno brindara información confiable sobre la pandemia.
"Reinicializar el capitalismo"
Más allá del liderazgo político, es probable que los países enfrenten desafíos más profundos para la trama social conforme los empleados de la economía a destajo y las familias de bajos ingresos tengan dificultades para enfrentar un mercado laboral aún más incierto, dicen los expertos.
En Estados Unidos, los expertos dicen que el virus ha puesto de manifiesto la necesidad de una inversión mucho mayor en salud pública, al tiempo que fomenta el debate sobre los beneficios de un sistema de salud universal.
"Habrá que comenzar a considerar las reformas radicales que reviertan el rumbo político prevaleciente de las últimas cuatro décadas", escribió el Financial Times en un editorial. " Los gobiernos tendrán que aceptar un papel más activo en la economía. Deben considerar los servicios públicos como inversiones en lugar de pasivos, y buscar formas de hacer que los mercados laborales sean menos inseguros", añadió.
Mark Cuban, emprendedor en serie y propietario del equipo de baloncesto Dallas Mavericks, dijo en una entrevista radial que la crisis del coronavirus les da a las corporaciones estadounidenses la oportunidad de "reinicializar el capitalismo" y convertirlo en algo donde todos reciben un trato justo.
"Este momento es algo que nos define a todos y nos cambia a todos, desde la cima hasta el fondo económico de la cadena alimentaria. Y, por eso, es una oportunidad única para que los trabajadores se expresen", dijo.