Hágase la transparencia en los bueyes de mi compadre.
Este refrán popular, nos dicen, muy bien podría aplicarse al caso de la secretaria de la Función Pública, Irma Eréndira Sandoval, cuyo diagnóstico positivo por Covid-19 fue ocultado por el gobierno federal durante una semana.
Cierto es que la funcionaria pudo haber mantenido su diagnóstico bajo reserva, sin embargo, ayer la dependencia a su cargo emitió un boletín para comunicar el contagio de doña Irma Eréndira.
Si lo iba a hacer público ¿por qué una semana después de haber recibido los resultados de sus pruebas decidió dar a conocer los resultados?
Nos hacen ver que lo importante es saber ahora si la secretaria avisó a todas aquellas personas tanto del gobierno como particulares con las que mantuvo contacto cercano, o si se enteraron ayer por los medios.
Además, este caso abre la pregunta de si hay algunos otros miembros del gabinete que estén contagiados, sin que se haya informado públicamente de su estado de salud.