El primer ministro de Japón, Shinzo Abe, levantó el
lunes el estado de emergencia en Tokio y otras cuatro zonas donde aún
estaba vigente, poniendo fin a las restricciones en todo el país.
Los expertos de un comité nombrado por el gobierno aprobaron
el levantamiento de la situación de emergencia en Tokio, así como en las
prefecturas vecinas de Kanagawa, Chiba y Saitama, al igual que en Hokkaido.
Abe señaló que el cambio no suponía el final del brote. El
objetivo, indicó, es equilibrar las medidas preventivas y la economía hasta que
haya vacunas y medicamentos eficaces disponibles.
Con unos 16.600 casos confirmados y unas 850 muertes, Japón
ha evitado por ahora los grandes brotes registrados en Estados Unidos y Europa,
pese a imponer restricciones más suaves. Desde el 14 de mayo, cuando se
levantaron las medidas en casi todo el país, más gente ha salido de casa y las
tiendas han ido reabriendo.
Datos recientes apunten a que la tasa de infección ha bajado
lo suficiente, y la presión sobre el sistema de salud ha remitido como para
permitir la reanudación de la actividad económica y social, según el ministro
de Economía, Yasutoshi Nishimura. Tokio, Kanagawa y Hokkaido, donde el número
de infecciones sigue fluctuando, necesitan supervisión estrecha, advirtió.
Los grandes al almacenes Matsuya, un establecimiento
emblemático del lujoso distrito comercial de Ginza, en Tokio, volvió a abrir
sus puertas. El personal de ventas, con escudos faciales, recibía a los
clientes con reverencias pero sin saludos verbales, siguiendo sus nuevos
protocolos.
Las prefecturas tienen competencias para imponer sus propias
medidas. La gobernadora de Tokio, Yuriko Koike, dijo la semana pasada que la
capital reabriría en tres fases, empezando por escuelas, bibliotecas, museos y
ampliación de horario en los restaurantes.
Seguirían teatros, instalaciones deportivas y otros
establecimientos comerciales, y en último lugar reabrirían los clubes
nocturnos, karaokes y locales de música en vivo.