El presidente Andrés Manuel López Obrador expresó su desacuerdo con las proyecciones negativas que hizo el Banco de México (BdeM) respecto del comportamiento de la economía mexicana en este año, y contrario a ello, estimó que se recuperará pronto.
Los pronósticos del Banco de México están peor que los que vaticina el Fondo Monetario Internacional para México. Salieron más realistas los del fondo, ironizó el mandatario.
López Obrador reconoció que en las semanas recientes se registró una fuga de capitales, particularmente en los denominados fondos de inversión, misma que atribuyó a que los inversionistas buscan mayor protección para su dinero y por eso cambian el destino o lo sacan de países emergentes para llevarlo a otros como Estados Unidos o Japón. Van a refugiarse en dólares, en yenes.
Sin embargo, aseguró que la apreciación que ha tenido el peso en los días pasados obedece al retorno de capitales. En el momento más crítico de la pandemia de Covid-19, afirmó, todas las monedas se devalúan, hay muy pocas que no se han depreciado, pero en el caso del peso mexicano se ha recuperado paulatinamente pues de haber alcanzado una cotización de 25 pesos por dólar, ahora ronda en 22.30.
No es para celebrar, pero sí ya se advierte una recuperación, acotó el jefe del Ejecutivo federal, quien dijo que a lo largo de su gestión el deslizamiento en la cotización del peso se ha depreciado en 10 por ciento.
Fue una larga conferencia en la que abordó diversos temas económicos e incluso retomó la polémica con el sector privado en torno a la generación de electricidad: la pretensión en el pasado era reducir la participación en el mercado de la Comisión Federal de Electricidad (CFE) a la generación sólo del 24 por ciento. Su gobierno, apuntó, pretende modificar la proporción igualitaria actual de la participación en el mercado de la CFE y las empresas privadas, para dejarla en 54 y 46 por ciento, respectivamente.
Para el Presidente, la firma de contratos leoninos que se alcanzaron en pasadas administraciones se facilitaba porque tenían comiendo de la mano a los funcionarios de más alto nivel. Es justo que en una circunstancia distinta los revisemos. ¿O toda la pérdida va a ser para el pueblo? ¿Qué, no podemos compartir algo?
El mandatario volvió al tema de la construcción de un indicador alternativo al usual del producto interno bruto, el cual no desparecerá por decreto y continuará su uso ya que es el principal parámetro de los organismos financieros internacionales. Sin embargo, es insuficiente porque dista de medir el bienestar social. Puede haber crecimiento y mayor desigualdad, por lo cual adelantó: aunque nos ven como marcianos, no se priorizarán esos sofismas neoliberales.
Censuró nuevamente la premisa de que si les va bien a los ricos le irá bien a los pobres. Mejor vamos a decir: si les va bien a los pobres le va a ir bien a los ricos.
Mas adelante, al reivindicar la austeridad como principio gubernamental, aseveró que todos tenemos que reducir nuestras pretensiones en lo material. A nivel individual tenemos que ahorrar, ser austeros, hacer a un lado el consumismo.
–¿No es socialismo?
–No, es juarismo –concluyó.