Si tienes entre 30 y 45 años, y eres incapaz de negarle algo a tus hijos, probablemente seas un padre malvavisco. A continuación te contamos todos los detalles.
La paternidad no es fácil, y como sabemos, existen cientos de métodos, estudios y recomendaciones que buscan ayudar a los padres de familia a mejorar la educación de sus hijos, sin embargo una nueva tendencia está surgiendo entre los adultos de 30 a 45 años e involucra la falta de jerarquía en casa: la generación de los padres malvavisco.
De acuerdo a la psicóloga Claudia Sotelo, directora del Centro de Especialización en Estudios Psicológicos de la Infancia (CEEPI), este tipo de padres son autodidactas y buscan herramientas que mejoren su relación con sus hijos.
Se mantienen informados y al tanto de las nuevas teorías y estudios referentes a la paternidad, pero lo hacen en un grado tan excesivo que la sobrecarga de información los vuelve inseguros, temerosos e indecisos al momento de tomar decisiones.
Esta actitud desemboca en un comportamiento blando y en extremo flexible, lo que los lleva a parecerse a un malvavisco y perder la autoridad en casa.
Con ello también se pierde una jerarquía dentro del núcleo familiar y los niños dejan de tener una figura de autoridad a la cual respetar y seguir.
Características de los padres malvavisco
Según lo detalla Sotelo, este tipo de padres suelen ser profesionistas que trabajan y pasan poco tiempo con sus hijos, por lo que buscan complacer este tiempo perdido sin establecer una disciplina.
La complacencia va desde pequeños mimos hasta ceder a situaciones como caprichos de los menores: si al niño no le gusta lo que hay de comer en casa, le compran lo que piden, si no se quiere dormir, los padres se lo permiten, etcétera.
Además, estos papás suelen ponerse al nivel del niño y con ello evitan desempeñar su rol de adultos, y “como no toleran el sufrimiento de sus hijos, les dan la posibilidad de algo más. Si estos tienen un mal comportamiento, no responsabilizan al menor, sino a quienes los cuidan”.
La condescendencia y un pasado con padres rigurosos y en extremo exigentes son las características principales que los padres malvavisco poseen.
“Estamos hablando de padres que están tratando de modificar estos moldes cuadrados con los que fueron educados, como cuando con una sola mirada tu papá te regañaba. El problema es que se está cayendo en extremos, porque le tienen miedo al sufrimiento del niño y todo lo negocian siendo permisivos” detalla Sotelo en una entrevista parar Excélsior.
El daño que los padres malvavisco le causan a sus hijos
Pese a que las intensiones de los padres malvavisco son buenas, causan un severo daño en sus hijos y en la relación que estos tendrán con el mundo.
Al faltar un sentido de disciplina, el niño sale a la sociedad sin tener un sentido de respeto y obediencia, por lo que según Sotelo, “el problema no sólo se sufrirá en el hogar, sino en la convivencia con otras personas. No se trata de ser autoritarios ni de imponer, se trata de ser una figura de autoridad siendo padres comprensivos y flexibles, sin afectar al niño”.
También harán que sus hijos tengan poca tolerancia a la frustración, pues al no tener una negativa en casa, cuando un maestro o una persona ajena a su familia quiera corregirlo, el niño no sabrá cómo comportarse al respecto.
“Son niños que van a hacer berrinche ante un no, son niños que siempre van a buscar que los padres puedan complacerlos en todo y donde estén” detalló Susana Salazar Gómora, coordinadora del CEEPI, añadiendo que “hay que poner atención: si de los tres a los ocho años el berrinche es su forma de comunicación, ya estamos hablando de un foco rojo”.
¿Qué hacer para dejar de ser un padre malvavisco?
Si los padres malvavisco tienen a un hijo consentido antes de los 8 años, tendrán a un adolescente problemático a partir de los 10 años.
Cambiar las formas de comportamiento y relaciones entre familia, así como aprender a poner límites y restablecer la jerarquía familiar es fundamental para el bienestar de la familia, así como establecer buenos hilos de comunicación y recurrir, en caso de que sea necesario, con especialistas para recibir asesoramiento psicológico.