Alberta.- Hace más de 110 millones de años,
un dinosaurio de mil 300 kilos hizo su última comida, murió
y fue arrastrado al mar en lo que hoy es el norte
de Alberta (Canadá). Ahora, un grupo de investigadores desvela
cuál fue su último banquete.
Esta antigua bestia se hundió sobre su espinoso lomo,
removiendo el barro del lecho marino que lo sepultó hasta que su cuerpo
fosilizado fue descubierto en una mina cerca de Fort
McMurray (Alberta) en 2011.
Se trata de un gran nodosaurio encontrado en muy
buen estado, incluyendo su estómago; es "el mejor conservado que se
ha hallado hasta la fecha", aseguran los investigadores en un comunicado
de la Universidad de Saskatchewan, que participa en este estudio.
Su descripción se publica en la revista Royal Society
Open Science y, según los autores, este trabajo cambia lo que se
sabía hasta ahora de la dieta de los grandes dinosaurios herbívoros.
La investigación ha sido dirigida por el paleontólogo
del Royal Tyrrell Museum, Caleb Brown, y el biólogo de la Universidad de
Brandon, David Greenwood; todas ellas, instituciones canadienses.
La última comida de este dinosaurio fueron sobre todo hojas
de helecho masticadas (88% de lo masticado), tallos y ramitas, explica
Greenwood, también profesor adjunto de la Universidad de Saskatchewan.
"Cuando examinamos secciones delgadas del contenido del
estómago bajo el microscopio nos sorprendió ver un material vegetal
bellamente preservado y concentrado", cuenta Greenwood, que recalca la
"preservación tan magnífica de las hojas".
De esta forma, los investigadores compararon
el contenido del estómago con plantas comestibles y descubrieron
que el dinosaurio era un "comensal exigente" porque elegía
determinados helechos en lugar de otros; y no comía muchas hojas de cícadas y
coníferas, plantas comunes en el paisaje del Cretácico temprano.
Los estudios anteriores habían mostrado evidencia de
semillas y ramitas en el intestino, pero no ofrecían información sobre los
tipos de plantas que se habían comido.
Al igual que los grandes hervíboros que viven hoy en día,
como los alces y los ciervos, y los elefantes en África, estos nodosaurios, al
alimentarse, habrían dado forma a la vegetación del paisaje, posiblemente
manteniendo más zonas abiertas por su pastoreo.
Teniendo en cuenta lo bien conservados que estaban tanto los
fragmentos de plantas en el estómago como el propio dinosaurio, la muerte
y el enterramiento del animal debieron haberse producido poco después de la
última comida, sugiere por su parte Brown.
Las plantas dan una mejor idea del estado de los animales e indican cuál fue la última comida antes de su muerte, como sucede con Borealopelta markmitchelli, el dinosaurio en cuestión, ahora expuesto en el Royal Tyrrell Museum.