La evidencia científica plantea, cada vez con más fuerza,
que el uso del cubrebocas ayuda a proteger del Covid-19 o disminuye la
carga viral, pero en México no se ha implementado su uso generalizado como una
política nacional, lamenta el infectólogo Alejandro Macías.
Científicos de la Universidad de California, en EU, señalan
que el uso universal de mascarillas no hace a las personas inmunes, pero podría
ayudar a tener casos más leves, lo que también reduciría las hospitalizaciones
y, eventualmente, las muertes.
En un artículo que publicarán en agosto en el Journal of General Internal
Medicine plantean la hipótesis de que si algunas partículas del virus saltan
las barreras del cubrebocas, la enfermedad podría ser más moderada o, en
algunos casos, se podría evitar completamente la infección.
Países como Reino Unido, que estaban reacios a emplearlo, ya obligaron su uso
desde el 24 de julio en tiendas y supermercados, transporte público y
hospitales, incluso prevén multar a quien incumpla la norma.
"No hay explicación para continuar en México
atorados en esa decisión", señala Macías, comisionado para la Influenza en
2009 en el país.
Reprocha que la máxima autoridad, es decir, el Presidente Andrés Manuel López
Obrador, se niegue a usarlo.
En lo que debe haber poca duda, plantea, es que el virus se transmite a larga
distancia por aerosoles.
Aunque las autoridades de salud lo recomiendan como un
aditamento auxiliar para la prevención de los contagios, no ha habido
firmeza para volver obligatorio su uso en espacios cerrados.
“Las mascarillas o cubrebocas dan una falsa sensación de
seguridad. Hay otras formas de infectarse, por ejemplo, al tocarse la cara. El
llamado es a no desperdiciar utilizándolas de forma innecesaria como mecanismo
de protección que no tiene una fuerte evidencia científica”, ha reiterado
en diferentes ocasiones el vocero de la lucha contra el COVID-19 en México,
Hugo López-Gatell.