Lisa Montgomery de 52 años, fue ejecutada en la
penitenciaría de Terre Haute, tras el asesinato de una embarazada en 2004; es
la primera ejecución federal en casi siete décadas
Estados Unidos ejecutó este miércoles a una mujer que había
asesinado a una embarazada para robarle el feto, la primera ejecución federal
de una mujer en casi 70 años, en uno de los últimos actos de la presidencia de
Donald Trump.
“Lisa Montgomery, 52 años, fue ejecutada en la penitenciaría
federal de Terre Haute“, en el estado de medio oeste de Indiana, a las 01H31
(06H31 GMT), anunció en un comunicado el departamento de Justicia.
Montgomery, que en 2004 mató a una embarazada para quedarse
con su feto, recibió una inyeccción letal “de acuerdo con la pena capital
recomendada por unanimidad por un jurado federal e impuesta por la Corte del
Distrito de Estados Unidos” de Misuri, prosiguió el texto.
Poco antes, la Corte Suprema había rechazado los últimos
recursos presentados por los abogados de la mujer, a pesar del desacuerdo de
sus tres magistrados progresistas.
Según ellos, su clienta padece trastornos mentales graves,
consecuencia de las agresiones y violaciones en grupo que sufrió cuando era
niña, y no comprende el sentido de su condena, una condición indispensable para
que sea ejecutada.
Un juez federal había ordenado el lunes suspender la
ejecución a petición de la defensa, pero el ministerio de Justicia apeló esa
decisión del magistrado y un tribunal de apelación anuló el fallo este martes.
La Corte Suprema de Estados Unidos, ante la que se habían
presentado dos recursos distintos, dio razón en ambos casos a los abogados del
gobierno de Trump.
En 2004, Montgomery, incapaz de tener un nuevo hijo,
identificó a su víctima –una criadora de perros– en internet y acudió a su
domicilio en Misuri con la excusa de comprarle un terrier.
En su lugar, la estranguló, le abrió el útero, tomó el bebé
–que sobrevivió– y abandonó a la joven de 23 años en un charco de sangre.
Trump, un firme partidario de la pena de muerte, ignoró una petición de clemencia
presentada por los apoyos de Montgomery.
Desde la reanudación en julio de las ejecuciones a nivel
federal en Estados Unidos, tras 17 años de pausa, se ha aplicado la pena
capital a 10 hombres.
Y, además de Montgomery, la administración Trump prevé ejecutar
a dos afroestadounidenses esta semana: Corey Johnson el jueves y Dustin Higgs,
el viernes.
Pero en estos casos también hay incertidumbre tras la
decisión de un tribunal federal de bloquear sus ejecuciones. Los dos condenados
a muerte contrajeron hace poco el Covid-19 y la inyección letal podría
causarles un sufrimiento ilegal, consideraron los jueces.
Exguardias de la penitenciaría de Terre Haute, por su parte,
han escrito al secretario de Justicia en funciones, Jeffrey Rosen, para pedirle
que posponga estas ejecuciones “hasta que el personal penitenciario esté
vacunado contra el Covid-19.”
Una ejecución requiere que decenas de personas permanezcan
en un entorno cerrado, ambiente propicio para la propagación del virus. Por
esta razón, los estados han suspendido las ejecuciones durante meses.
El gobierno de Trump ha hecho todo lo contrario y se ha
mostrado partidario de proceder con las ejecuciones lo más rápido posible antes
de dejar el poder.
“En las últimas horas de la presidencia de Trump, hay una carrera
por ejecutar a personas que han estado en el corredor de la muerte durante años
o incluso décadas. Es una locura“, denunció en la radio NPR el lunes el senador
demócrata Dick Durbin, quien anunció la presentación de un proyecto de ley para
detener de nuevo las ejecuciones federales.
Después de que los demócratas retomaran el control del
Senado, es posible que ese texto se adopte tras la llegada a la Casa Blanca de
Joe Biden, que se opone a la pena capital.
Fuente: El Universal