“No le digas a tu mamá, esto tiene que ser una sorpresa”, así fue como el maestro de taekwondo, Fernando Salgado Hernández, convenció a una de sus estudiantes para abusar de ella en 1994, dentro del parque Revolución del Centro de Cuernavaca.
Un día, cuando a ella le tocó guardar el material que utilizaban para el entrenamiento, la siguió hasta el vestidor que también utilizaba como bodega.
“El cerró la puerta. Yo siempre he sido gordita y ese tema lo platicó con mi mamá. Entonces, ese día me dijo que me iba a mostrar unos ejercicios para bajar de peso. Pero me dijo que no le dijera a mi mamá, porque iba a ser una sorpresa”, indica la mujer.
Ella accedió e, incluso, estaba emocionada y fue entonces cuando Fernando cerró la puerta del vestidor y cometió el delito.
“Fernando tiene un hermano que es más pequeño que yo, él entrenaba con nosotros, y ese día entró al vestidor y se asombró por lo que vio; Fernando le dijo que cerrara la puerta y que se largara. Yo terminé muy espantada”, agrega.
Ella nunca dijo nada, fue algo que ocultó por miedo y pena, pero ahora, 27 años después, se atrevió a hablar sobre el caso por la valentía de una pequeña que, recientemente, lo denunció en redes sociales.
“Vi una publicación en Facebook y comenté que le creía y que la apoyaba. Entonces, eso es lo que me motivó para poner esta denuncia, porque están pasando por lo mismo”, explica.
“Si a mí me lo hizo en el ‘94, cuántas niñas habrán sido violentadas todos estos años, no soy la única entonces”, dijo sobre el caso.
En otro caso, Bet aseguró que durante el 2000, mientras se encontraba en un programa de alto rendimiento, Fernando “se inventó” una serie de terapias de rehabilitación debido a que algunos estudiantes sufrían lesiones.
“En uno de los vestidores había una camilla y un escritorio, el me pedía que me subiera y que me quitara el uniforme para quedarme solo en licra. Me masajeaba mi rodilla pero después fue subiendo las manos”, señala.
Con ese pretexto de la terapia es que pudo abusar de ella hasta en tres ocasiones. “Podía escuchar cómo se masturbaba y me daba mucho miedo voltear a verlo, porque estaba sola con él y en cualquier momento podía someterme y violarme, ese era mi miedo”.
Ella le contó a su mamá lo sucedido, así que ambas acudieron al Instituto del Deporte del Estado de Morelos (Indem) para presentar una queja que las autoridades ignoraron en 2012.
Después de todo ese tiempo Fernando fue premiado como el mejor entrenador de Morelos sin que las denuncias prosperaran.