Colombia sigue en la mitad de la crisis desencadenada por
más de dos semanas de protestas, mientras el Gobierno trata de ceder en
algunas de las demandas para apaciguar el descontento social que vive el país e
insiste en invitar a una mesa de diálogo a los convocantes del paro nacional.
La jornada, que transcurrió tranquila sin apenas
concentraciones o marchas en las ciudades colombianas por primera vez en 16
días, la abrió la confirmación de la renuncia de la canciller
Claudia Blum, la segunda ministra que se baja del carro del Gobierno.
Así, tras varios días de especulaciones y sin dar ninguna
razón por la decisión, la canciller se suma al ya exministro de
Hacienda, Alberto Carrasquilla, artífice de la reforma fiscal que sacó a
decenas de miles de personas a la calle el 28 de abril.
La de Carrasquilla fue “una concesión clara a la calle junto
con el abandono de esta reforma”, según opinó el profesor de Ciencia Política
de la Universidad del Rosario, Yann Basset.
Y la de la canciller también tiene que ver con las
protestas, apuntó, ya que no ha sabido mediar entre las críticas que le han
llegado en los últimos días a Colombia, sobre todo por parte de la ONU, por la
gestión de las protestas y del uso desmedido de la fuerza por parte de la
Policía.