Los frutos secos son aquellos frutos comestibles que tienen menos del 50% de agua, algo que no ocurre con otras frutas. En esta denominación se incluyen las avellanas, las castañas, las nueces, los pistachos y, también, las almendras. Todos ellos son muy consumidos como aperitivo o como ingredientes en diferentes recetas.
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En la mayoría de frutos secos, el contenido de agua es de entre un 5% y un 19%, a excepción del coco y la castaña, que tienen alrededor de un 47%. Además, también varía el valor nutricional de cada uno, aunque prima su contenido en proteínas y en ácidos grasos y suponen un gran aporte energético.
Beneficios de las almendras
Como se ha especificado, la almendra es un fruto seco y, como tal, aporta diferentes nutrientes y beneficios al organismo. Es un perfecto aperitivo para media mañana, que puede comerse de forma diaria para saciar el hambre y evitar picar entre horas.
El aporte de nutrientes de las almendras es infinito: proteínas, ácidos grasos monoinsaturados, ácidos grasos insaturados, fibra, calcio, fósforo, magnesio, hierro, zinc, potasio, vitamina E, riboflavina, tiamina, niacina y folatos se encuentran entre su composición, según la Federación Española de Nutrición (FEN).
Por otro lado, la almendra dulce, que presenta un alto contenido en grasas monoinsaturadas, además de ser fuente de proteínas vegetales, y en menor medida, aporta hidratos de carbono. Sin embargo, no hay que excederse, ya que su valor calórico es bastante elevado debido a su alto aporte de grasas y a la escasa cantidad de agua que presentan.
También cabe destacar que el contenido en fibra de las almendras es superior al de otros frutos secos, lo que hacen este producto perfecto para tratar problemas de estreñimiento.
Igualmente, cabe destacar el aporte de minerales, como calcio, hierro, zinc, potasio, magnesio y fósforo. De todos ellos, el potasio, el fósforo y el magnesio son los presentes en mayor cantidad, en ese orden. De hecho, una ración de 25 gramos de almendras sin cáscara aporta el 18% de las ingestas diarias recomendadas de fósforo.
Por último, en cuanto a las vitaminas, la almendra es fuente de vitamina E, riboflavina, tiamina, niacina y folatos. Una ración de 25 g de almendras sin cáscara aporta el 42% de las ingestas diarias recomendadas de vitamina E, según FEN.