Solamente con pasar tres días consecutivos de pérdida de sueño es posible que el bienestar físico y mental de una persona se deteriore en gran medida. Son los datos que se han podido extraer de un nuevo estudio que ha sido publicado en la revista Annals of Behavioral Medicine.
La investigación analizó que consecuencias tiene para la salud de las personas dormir menos de seis horas diarias durante ocho noches consecutivas.
Recordemos que seis horas diarias es la duración mínima que, según los expertos, debe dormir un adulto para mantener una salud óptima. En adolescentes este dato asciende hasta 7 u 8 horas diarias y en niños incluso hasta 9 horas de sueño diarias.
Soomi Lee, profesora asistente de la Escuela de Estudios sobre el Envejecimiento de la Universidad del Sur de Florida y autora principal de esta investigación, descubrió que el mayor aumento en los síntomas apareció después de solo una noche de pérdida de sueño, es decir, de solamente una noche durmiendo menos de seis horas.
Además, el número de problemas físicos y mentales empeoró constantemente, llegando a alcanzar su punto máximo en el tercer día. Según muestra la investigación, el tercer día fue el momento en el que el cuerpo humano se acostumbra relativamente a la pérdida de sueño.
Los datos cambiaron bruscamente el día seis, pues, según los investigadores, los participantes informaron de que la gravedad de los síntomas físicos era peor.
El agotamiento por sueño no se recupera durmiendo el fin de semana
“Muchos de nosotros pensamos que podemos pagar nuestra deuda de sueño los fines de semana y ser más productivos los días de entre semana”, explica Lee, sin embargo, los resultados de este estudio muestran que “estar solo una noche sin dormir puede afectar significativamente al funcionamiento diario” de una persona.
Para llevar a cabo la investigación se obtuvieron los datos del estudio Midlife in the United States, en el que se incluyó a casi 2.000 adultos de mediana edad que estaban relativamente sanos y bien educados en lo que al sueño refiere.
Los participantes registraron sus comportamientos mentales y físicos en un diario durante ocho días consecutivos, lo que permitió a los investigadores revisar cómo la falta de sueño causa desgaste en el cuerpo.
Entre las personas que participaron en el análisis, el 42% tuvo, al menos, una noche de pérdida de sueño, en la que durmieron una hora y media menos que en su rutina típica de sueño.
Finalmente, los participantes informaron de que sentían una acumulación de sentimientos de enojo, nerviosismo, soledad, irritabilidad y frustración como resultado de la pérdida de sueño. También experimentaron más síntomas físicos, como problemas de las vías respiratorias superiores, dolores, problemas gastrointestinales y otros problemas de salud.
Además, estos sentimientos y síntomas negativos aumentaron continuamente durante los días consecutivos de pérdida de sueño y no regresaron a los niveles iniciales a menos que tuvieran un sueño nocturno de más de seis horas.
Soomi Lee explica que, una vez que eso se convierte en un hábito, es más difícil que el cuerpo se recupere por completo de la falta de sueño, por lo que se establece un círculo vicioso de empeoramiento del bienestar diario, lo que podría afectar a las personas de manera profesional.
La experta explica que, en un estudio anterior dirigido que ella misma dirigió, descubrió que perder solo 16 minutos de sueño podría afectar al desempeño laboral. Además, sus hallazgos anteriores también muestran que una pérdida menor de sueño puede disminuir la atención diaria, que es un recurso fundamental para controlar el estrés y mantener rutinas saludables.
Por tanto, Lee concluye el estudio advirtiendo de que la mejor manera de mantener un buen rendimiento físico y mental diario es reservar más de seis horas para dormir todas las noches.