Un hospital de pacientes de COVID-19 en el sur de Irak se incendió debido a la explosión de una bombona de oxígeno y ha dejado al menos 92 muertos. El Presidente iraquí culpa a la corrupción y a la mala gestión de las instituciones.
Bagdad, 13 de julio (EFE).- El incendio de un hospital dedicado al tratamiento de pacientes de COVID-19 en Nasiriya, Irak, ha dejado 92 muertos, según fuentes oficiales.
El Departamento de Salud de Di Qar, provincia en la que se encuentra Nasiriya, anunció que «el número de muertos por el incendio en el Hospital Iman Husein ha aumentado a 92», según informó la agencia de noticias estatal iraquí, Iraqi News Agency (INA).
Las primeras investigaciones indican que el incendio se produjo por la explosión de una bombona de oxígeno en el centro de salud destinado a aislar a los pacientes infectados por el coronavirus y perecieron por asfixia y otras causas, según la televisión estatal Al Iraquiya.
El nosocomio ardió a raíz de un cortocircuito en las instalaciones, que carecen de sistemas de prevención de incendios como detectores de humo, informaron medios locales.
El Presidente iraquí, Barham Salih, afirmó en su cuenta de Twitter que «el desastre del hospital Al Husein en la provincia de Di Qar y previamente, en el hospital Ibn al Jatib, en Bagdad, es resultado de la corrupción y la mala gestión que subestima la vida de los iraquíes e impide el desempeño de las instituciones».
Salih hizo referencia también a la tragedia que ocurrió el pasado abril en el hospital de Al Jatib, en el sureste de la capital Bagdad, cuando también explotaron bombonas de oxígeno destinadas a los enfermos de COVID-19, provocando un gran incendio que causó la muerte de 82 personas y heridas a más de un centenar.
Por su parte, el Primer Ministro iraquí, Mustafa al Kazemi, dijo que la tragedia muestra un «defecto estructural» en el sistema administrativo del país, puesto que «no se realiza un seguimiento ni una diagnosis de los errores, mientras que los ciudadanos se convierten en víctimas», según un comunicado de su oficina.
Precisamente, anoche, Al Kazemi, mantuvo una reunión de emergencia con varios miembros de su gabinete para abordar lo sucedido y poco después el director de Salud de la provincia de Di Qar, Sadam al Tawil, presentó su dimisión y el Gobierno provincial decretó tres días de luto.
Asimismo, las autoridades iraquíes han abierto una investigación y el Tribunal de Investigación de Di Qar ha emitido órdenes de arresto contra trece empleados del departamento de Salud de la provincia, incluido su director, según informó INA.
Irak vive ahora un repunte de casos de COVID-19 con nueve mil infecciones diarias reportadas oficialmente y con solo un uno por ciento de su población vacunada.
EFE