Detenida en abril de 2018, Mack admitió un año después su
culpabilidad en dos cargos de crimen organizado y de conspiración para crimen
organizado, y entonces expresó su arrepentimiento y pidió perdón a las víctimas
de la secta.
La actriz de la serie de televisión Smallville Allison
Mack ingresó en prisión dos semanas antes de lo previsto para cumplir
tres años de sentencia por su implicación en el caso de la secta
NXIVM, cuyo fundador, Keith Raniere, fue condenado a 120 años de cárcel por
tráfico sexual y otros cargos.
Según unos documentos publicados este miércoles por medios
de comunicación locales, Mack llegó el pasado lunes a la prisión de la
localidad californiana de Dublin (cerca de San Francisco), donde también
cumplieron condena las actrices Lori Loughlin y Felicity Huffman por un caso de
fraude en el sistema de admisión a universidades estadounidenses.
El ingreso de la actriz estaba programado para el 29 de septiembre.
Detenida en abril de 2018, Mack admitió un año después su
culpabilidad en dos cargos de crimen organizado y de conspiración para crimen
organizado, y entonces expresó su arrepentimiento y pidió perdón a las víctimas
de la secta.
En junio fue sentenciada a tres años de prisión y a una
multa de 20 mil dólares en un juzgado de Nueva York.
La secta NXIVM, un supuesto grupo de autoayuda en el que
estaban implicadas varias personalidades conocidas, fue utilizada por su líder,
el canadiense Keith Raniere, para abusar sexualmente de una larga lista de
mujeres.
Raniere fue condenado en octubre del año pasado a 120 años
de prisión en un tribunal de Nueva York por crímenes de tráfico sexual,
pornografía infantil y crimen organizado.
En concreto, el juicio del caso NXIVM se centró en un
subgrupo de la secta exclusivo para mujeres llamado DOS, en el que algunas
integrantes llegaron a ser marcadas con las iniciales del líder en una dolorosa
ceremonia en las que se les cauterizaba la piel sin anestesia en una zona
cercana al pubis.
Además de las relaciones con el líder, la pertenencia a DOS
requería que las “esclavas” tuvieran que pedir permiso para comer y debían
entregar material gráfico o información comprometida, que podía ser publicado
si se negaban a seguir las órdenes.
El caso generó una gran atención mediática, en parte por la
implicación de personalidades destacadas como Mack y la heredera del imperio
licorero Seagram’s, Clare Bronfman, y dio pie a varios documentales como “The
Vow”, de HBO.