A 11 días de su liberación del penal de Santa Martha Acatitla, Rosario Robles sostuvo que es inocente y que se enfocará en la causa de mujeres criminalizadas recluidas injustamente por la prisión preventiva, pues “México está en deuda con la justicia”.
“Aún en esa prisión en la que estuve, nunca me cortaron las alas, siempre fue libre. Como dijo el clásico: ‘Haiga sido como haiga sido’ yo ya estoy en mi casa, platicando con mi hija y centrándome en lo más importante, que es concluir el proceso penal, demostrar que soy inocente, algo muy importante que hay que recalcar”.
—¿Hubo momentos en que dijiste: no puedo más?
—Hubo muchos momentos que decía: “Ya no puedo más” y me caía, pero ahí estaban mi hija, mi familia, mis amigos y la gente que conocí adentro que me tomaban del brazo y me levantaban.
—¿La visita del ministro Zaldívar fue fundamental para visualizar el caso de mujeres en prisión?
—Fue muy importante, nunca un ministro presidente de la Corte había asistido a un penal y mucho menos con las mujeres, lo invitamos a escuchar nuestra situación jurídica y él y su esposa se conmovieron con los testimonios, porque realmente fue a demostrar ahí en el terreno que la justicia todavía le debe mucho a México, México está en deuda con la justicia y que requerimos una visión garantista en la práctica, no solamente en la Constitución ni en nuestras leyes, sino en la práctica y proteger la presunción de inocencia y el debido proceso, que son los grandes cambios que se dieron en la Constitución y que lamentablemente todos los días se violentan y es lo que escuchó el ministro.
“Lo más importante fue exponer lo que no era evidente ante la sociedad, adonde nadie queríamos voltear, ¿cuántas veces pasé frente a Santa Martha y nunca volteé hasta que estuve adentro?”
Rosario Robles siempre se sintió libre y feliz. (Ariana Pérez)
—¿Cómo te sentías?
—Estaba en una área de protección, no tenía posibilidad de estar todo el tiempo a puertas abiertas; tenía posibilidad de bajar lunes, miércoles y viernes a convivir, me veían como alguien con quien platicar, eso poco a poco me fue diciendo tú tienes aquí algo qué hacer, y eso me dio mucha fortaleza también para continuar con mi presencia ahí.
“Emocionalmente, al principio fue muy difícil, pero el que tuviera espacio para la meditación y decir qué tienes que cambiar, qué errores cometiste, el encontrarme con mi origen, otra vez como una mujer que la bajan de arriba y la aterrizan, eso fue un gran aprendizaje para mí”.
—¿Te subiste al ladrillo como secretaria de Estado?
—Soy muy cercana a la gente y como secretaria recorrí miles de kilómetros, pero al final estás en una posición de poder, de privilegio y para mí fue volver a lavar, a trapear, a tejer para vender.
—¿Te quedaste sin recursos?
—Después de tres años, y que me buscaron hasta por debajo de los colchones, lo único que encontraron es una familia de esfuerzo, que el poco patrimonio que tenemos es producto de nuestro trabajo. Ahí están mis cuentas, no me han podido exhibir ningún patrimonio indebido, no fui acusada por llevarme un centavo, sino por ejercicio indebido del servicio público y gané una resolución diciendo que se violentó mi presunción de inocencia.
“Nadie me ha demostrado nada y es por eso que salgo con la frente en alto, porque no debo nada a nadie y por eso me presenté en el juzgado, yo no me fui, yo regresé del extranjero, me presente ante el juez y le dije aquí estoy”.
Dijo que “lo más importante es demostrar que soy inocente” y aunque el juez Delgadillo Padierna que la mandó a prisión no se disculpará, aseguró que ya dejó eso atrás, porque “no puedo quedarme atrapada en esos rencores”.
Milenio