En Estados Unidos las escuelas públicas de Washington presentaron una demanda contra Meta, Snapchat, YouTube y TikTok acusándolas de “daños” a la salud mental de los jóvenes. Al mismo tiempo, el presidente de ese país, Joe Biden, instó a demócratas y republicanos a que se “unan contra los abusos” de las grandes tecnológicas por el tratamiento de datos y adicción que pueden generar.
Un panorama que pone nuevamente sobre la mesa la discusión sobre el alcance que tienen las redes sociales en la salud de los menores de edad por el tipo de contenido que generan, el tiempo que ellos dedican a consumirlo, los retos que se incentivan allí y las personas con las que se relacionan.
En la demanda presentada por las instituciones educativas aseguran que “el aumento de los suicidios, los intentos de suicidio y las visitas a salas de emergencias relacionadas con la salud mental no son una coincidencia”.
Una situación que se venía presentando antes de pandemia y en la que estas aplicaciones “juegan un papel importante” por la aparición de estas enfermedades en los jóvenes.
Al mismo tiempo, afirman que son organizaciones con ánimo de lucro y que les interesa mantener durante un largo tiempo a los usuarios conectados porque así pueden vender “más publicidad”.
Un argumento que también usa Biden, quien cree que se debe “responsabilizar a las redes sociales por el experimento que están realizando con nuestros niños con fines de lucro”, teniendo la cantidad de datos que recolectan y el incentivo que generan para que los menores vean contenido continuamente.
Cómo se generan los problemas de salud metal
La ansiedad, depresión y estrés son enfermedades que en los últimos años han impacto a millones de personas en el mundo, al punto de que según la OMS una de cada ocho personas padece de alguna trastorno de este tipo.
El origen para el desarrollo de los síntomas en cada persona puede ser muy variado y por lo general son la unión de muchos factores, como asegura el psicólogo Fideblaymid Cruz, y “no solo las redes sociales pueden conducir a que se presenten signos y síntomas asociados a estas enfermedades”.
Pero entre los puntos en los que estas plataformas pueden llevar a sufrir de estos trastornos se encuentran los siguientes, según Cruz:
- La comparación con amigos y figuras públicas
“Comprarse con otros, al ver los lugares a los que viajan, la ropa que usan y su aspecto físico, conduce a que los jóvenes no crean que estén disfrutando de su vida como otros de su edad, desarrollen baja autoestima y una percepción falsa de su imagen corporal, y se obsesionen con la necesidad de verse igual que los demás en sus redes sociales”.
- El tiempo que pasen en las aplicaciones
“Al pasar más de dos horas en ellas puede afectar negativamente la salud mental, incluyendo la asociación entre un uso excesivo del móvil y el tiempo que se pasa en redes sociales frente a la calidad del sueño en los jóvenes”.
“Las redes se utilizan como medio para difundir mensajes, imágenes, videos y otros contenidos virtuales que intimidan, se burlan, amenazan, avergüenzan a una persona (o grupo de personas). Entre las consecuencias del ciberacoso, también se encuentra la posibilidad de abusar de sustancias nocivas, ausentismo y/o fobia escolar, estrés, sentimientos de ira y frustración, irritabilidad, trastornos del sueño, dificultades de aprendizaje e ideación suicida”.
Salud mental en manos de todos
La protección a los menores de edad es un tema de larga discusión, en la que siempre de cada lado ha habido señalamientos en busca de un solo culpable. Sin embargo, la responsabilidad es compartida.
Cruz deja claro que tanto padres como escuelas tienen que hacer procesos de acompañamiento y aprendizaje con los menores para que sepan usar las redes sociales y enfrentarse a los contenidos que allí consumen.
“Los jóvenes suelen estar en constante contacto con fake news, contenido de bajo valor creado por influencers que puede desencadenar y promover antivalores, conductas inapropiadas, normalización de conductas violentas y/o exposición de la vida privada”, afirmó.
Para esto es fundamental que en casa y los colegios se incentive el pensamiento crítico y el uso responsable de estas plataformas, no solo dejando en manos de las redes la regulación de los contenidos que allí aparecen.
“Es importante que se debata en familia y se aborde con los hijos la importancia de la privacidad, reflexionar sobre el contenido que suben a sus redes y que comparten, en caso de ser posible hacer uso de los controles parentales sin dejar de lado los demás aspectos comentados anteriormente”, dijo el psicólogo.
Del lado de las aplicaciones, también es necesario mejorar los sistemas de protección que eviten que los menores de 14 años acceden a ellas, ya que muchas tienen este como su mínimo de edad, pero es sencillo de evitar.
“Una investigación en la que el año pasado encontró que en países con legislación protectora, las plataformas implementan mejores mecanismos de protección de información de sus adolescentes. Pero en lugares como Colombia, que no tienen una legislación específica, estas mismas plataformas no generan esos mecanismos con los que ya cuentan”, señaló Judy Benavides, jefe del Centro de Internet Seguro Viguías de Red PaPaz.