(Proceso).– La historia ya estaba anunciada: el gobierno de Andrés Manuel López Obrador provocó la irritación de sus socios comerciales en materia del maíz genéticamente modificado, quienes ya solicitaron consultas técnicas en el contexto del T-MEC.
Con dicho procedimiento, junto con el de materia energética, México ya tiene dos frentes abiertos por incumplir lo dispuesto en el acuerdo comercial, lo que implica riesgos para otros sectores productivos por las posibles represalias que puedan tomar Estados Unidos y Canadá.
El especialista y director del Grupo Consultor de Mercados Agrícolas (GCMA), Juan Carlos Anaya Castellanos, asegura que México creó un problema con la mayor economía del mundo.
“La realidad es que no teníamos ningún problema con Estados Unidos. Creamos un problema. Sí, porque no es un problema comercial, lo vemos más como un tema político e ideológico, ya que México es un gran exportador. Tenemos una balanza superavitaria y este tipo de medidas está poniendo en riesgo sectores como el hortofrutícola, como el de carne de res, como el caso agroindustrial, en nuestros tequilas, mezcales, nuestra cerveza y otros productos que exportamos a la Unión Americana”, señala en entrevista con Proceso, ya que Estados Unidos puede responder con decisiones que no beneficien al sector agropecuario mexicano.
El gobierno de Andrés Manuel López Obrador nunca convenció a su principal socio comercial sobre el uso del maíz transgénico y del glifosato en el campo mexicano, luego de dos decretos sobre la materia publicados en lo que va del sexenio.
Mientras que a Canadá, que en la semana solicitó formalmente abrir las consultas, le causó preocupación que México “imponga prohibiciones arbitrarias a la agricultura producida con biotecnología”, así como “la falta de respeto del gobierno mexicano al T-MEC”, según dijeron fuentes del gobierno canadiense a Bloomberg.
El último decreto sobre el tema, publicado el pasado 13 de febrero y el cual sustituye al publicado en diciembre de 2020, enojó a los productores estadunidenses, quienes de inmediato hicieron un llamado al presidente Joe Biden para activar el mecanismo de solución de controversias del T-MEC contra México.
“Está en juego la integridad del T-MEC, firmado por el propio presidente de México, Andrés Manuel López Obrador. Descartar el maíz, nuestra exportación agrícola número uno a México, y acelerar una prohibición de importación en numerosos usos de grado alimenticio hace que el T-MEC sea letra muerta a menos que se haga cumplir”, advirtió la Asociación Nacional de Productores de Maíz de Estados Unidos (NCGA, por sus siglas en inglés).
Mientras que el secretario de Agricultura de Estados Unidos, Tom Vilsack, de plano señaló en un comunicado que “Estados Unidos cree y se adhiere a un sistema de comercio basado en la ciencia y en normas, y mantiene su compromiso de evitar perturbaciones en el comercio agrícola bilateral y daños económicos a los productores estadunidenses y mexicanos”.