El acero es un material que utilizamos en distintas actividades cotidianas y podemos ver con facilidad en cualquier parte, pero donde es más visible es en la construcción. No obstante, cualquier cosa que esté a nuestro alrededor, puede estar fabricada con dicho material. Nadie imaginaría un mundo sin él, salvo unos científicos que encontraron un sustituto perfecto, el cual tiene al ADN como principal protagonista. Conoce qué descubrió la ciencia en los siguientes párrafos.
El ADN es una molécula versátil que puede codificar los datos para hacer un plano de cualquier criatura viva. Su flexibilidad lo podría convertir en un elemento de construcción muy útil a nanoescala. Es por ello que científicos de la Universidad de Connecticut desarrollaron un nuevo material utilizando una estructura de ADN sintético que se autoensambla en celosías y que luego se recubre con vidrio, el cual será el sustituto perfecto del acero.
¿Cuál es el material que reemplazará al acero?
Según la ciencia, el ADN sintético como material de construcción podría ser muy versátil, pudiendo autoensamblarse en diversas formas. Por su parte, el vidrio puede parecer frágil, pero su tendencia a romperse suele deberse a defectos en su estructura, como grietas o por arañazos; tal es así que un centímetro cúbico de vidrio en perfecto estado puede soportar hasta 10 toneladas de presión.
Los investigadores señalan que empezaron construyendo una estructura a partir de ADN para formar el esqueleto y después la recubrieron con un elemento vítreo, formando capas de sólo unos cientos de átomos de grosor. El resultado final fueron unas finas hebras de ADN recubiertas de vidrio que ganan fuerza gracias al soporte de ambos materiales, y que son ligeras porque forman un armazón que rodea un espacio mayoritariamente vacío. Este elemento, según los científicos, podría reemplazar al acero.
Durante sus pruebas realizadas, los científicos descubrieron que su material de nanorredes de ADN de vidrio tenía una resistencia a la compresión de hasta 5 gigapascales (GPa). Esto quiere decir que es cuatro veces más resistente que el acero, pero con una quinta parte de su densidad. Una combinación inusual de ligereza y alta resistencia que nunca antes la ciencia había conseguido.