En la última semana, unas 10 mil migrantes han salido de Chiapas con el objetivo de llegar a Estados Unidos a través de su frontera con México, tan solo el lunes 30 de octubre, se sabe que partió un grupo de entre 3 mil 500 y 5 mil personas procedentes de Cuba, El Salvador, Guatemala, Haití, Honduras y Venezuela, principalmente.
La madrugada de este domingo 5 de noviembre, partió de Tapachula otro nutrido grupo de migrantes -estimado entre 5 mil y 6 mil-, el cual alcanzará en Huixtla a los otros 5 mil que partieron la semana pasada; una vez que estén juntos ambos contingentes, se formará la “caravana madre”, considerada la más grande que ha partido de aquel estado del sureste en lo que va del año.
El defensor de derechos humanos Irineo Mujica, quien organiza y acompaña a las caravanas, dijo que estos éxodos son consecuencia de la negativa de las autoridades para agilizar la entrega de documentos de regularización de estatus migratorio y entonces muchos de los extranjeros se ven obligados a vivir en las calles de Chiapas y/o luego partir en grupo hacia el país del norte.
“Con este tipo de acciones estamos tratando de salvar vidas (...) Ellos (las autoridades) han ignorado el problema y han dejado a los migrantes varados”, apuntó el activista mexicano a la agencia de noticias Associated Press (AP).
De acuerdo con un reporte de N+, los más de 10 mil migrantes que han partido en caravana durante la última semana esperan que las autoridades mexicanas puedan darle respuesta este lunes 6 de noviembre a sus solicitudes de visas por motivos humanitarios; de lo contrario, amagan con llevar a cabo protestas y cierres carreteros en Chiapas.
La mayoría de los migrantes son de Cuba, El Salvador, Guatemala, Haití, Honduras y Venezuela.
Ya no hay espacio en los albergues para migrantes
Irineo Mujica dijo a la agencia Reuters que ante la desesperación de los migrantes por no obtener el preciado documento que les permita transitar libremente por México para llegar a Estados Unidos, muchos de ellos -sin dinero ni donde quedarse- le propusieron al gobierno ayudar en las labores de recuperación en el puerto de Acapulco, Guerrero, ciudad que se encuentra devastada luego de que el pasado 25 de octubre fuera impactada por el Huracán Otis; sin embargo, no obtuvieron respuesta.
Por su parte, los albergues y organizaciones que acogen a los migrantes advierten que están saturados y temen que esta “caravana madre” que partió a lo largo de esta semana de Tapachula, Chiapas, no se disuelva como las anteriores y llegue a la frontera norte con un número grande de integrantes.
“No sabemos cuánta gente de esa llegará a nuestra ciudad, recordemos que son muchas fronteras en el lado norte, Juárez es una de las más importantes en los últimos años (...) Hay que ver cuáles son nuestros límites, como Iglesia no podemos responder ante todo el fenómeno migratorio”, dijo a la Agencia EFE el padre Francisco Bueno Guillén, director de la Casa del Migrante de Ciudad Juárez, en Chihuahua.
El obispo de dicha ciudad fronteriza, José Guadalupe Torres Campos, afirmó que las 60 casas del migrante que hay a lo largo de México se encuentran sobrepobladas, pues hay algunas con capacidad para 30 personas que reciben al doble, y que incluso las más grandes, que tienen espacio para unos 500 migrantes, actualmente están recibiendo a más de 800, “estamos sobrepasados, pero la idea, como Iglesia, es acogerlos”, agregó.