Los robos a transportistas en diferentes carreteras del país aumentaron 27 por ciento en 2023, cuando se cometieron 557 asaltos contra 454 registrados en 2022, según datos de la Asociación Mexicana de Empresas de Seguridad Privada e Industria Satelital (AMESIS).
Las cifras de la asociación son recopiladas por su Punto Único de Contacto (PUC), especie de centro de monitoreo tipo C4 privado que registra buena parte de los crímenes contra transportistas en el territorio nacional, lo que lo convierte en un termómetro que muestra lo que pasa en las carreteras en tiempo real.
MILENIO visitó este centro y observó cómo operadores revisaban un posible desvío en una unidad de 25 toneladas.
Desde el PUC acceden a cámaras de seguridad, a la cabina del chofer, a la carga y al GPS, lo que les permite saber en donde se encuentra, si realiza alguna parada no programada o si están siendo víctimas de un ataque.
De confirmarse que se trata de una amenaza, inmediatamente se da aviso a las autoridades y si corren con suerte, llegarían a tiempo para salvar una vida o rescatar el cargamento.
Para Ricardo Bustamante Medina, presidente de AMESIS, el problema es que “no hay gente que alcance, el gobierno no está poniendo a los elementos necesarios”.
“Si estás atendiendo un siniestro en Celaya… y alguien más está teniendo otro… y alguien más otro… tal vez a tu siniestro puedan llegar después de una hora, dos horas, cinco horas y ya le diste mucho tiempo al ladrón para cometer su ilícito”.
Si las autoridades logran llegar, el tiempo de respuesta puede alcanzar los 28 minutos en promedio, pero cuando no, pueden esperar sobre la carretera más de cinco horas. Y es que solo en un 19 por ciento de los casos, llegan de manera oportuna.
“Inmediatamente nosotros accionamos con la autoridad, llámese municipal, llámese estatal o llámese Guardia Nacional, de tal forma que ellos ya empiezan a acudir a donde está el evento. Nosotros, en tiempo real, vemos dónde está y a la misma policía le pasamos en tiempo real la ubicación de la unidad. A su vez se va haciendo la llamada al 072 para precisamente poder levantar la denuncia”.
Este centro se convierte en un termómetro que literalmente muestra lo que pasa en las carreteras, y sus datos son irrefutables: con 577 asaltos a transportistas de esta asociación, 2023 cerró con un incremento del 27 por ciento en los robos, en comparación con 2022, cuando fueron 454.
El monitoreo 24/7, o “monitoreo dedicado”, como se le llama, les permite saber que fueron abarrotes, acero, calzado, perecederos, medicamentos y químicos lo que más se robaron; que es a media noche cuando más asaltaron a los camioneros, por la mañana, entre las 6:00 y las 9:00, y por la noche, después de las 21:00 horas, y que fue en los meses de marzo, junio, y noviembre cuando más atracos hubo.
Se puede ver el punto exacto donde fueron asaltados, y se ubican las carreteras México- Querétaro, México-Puebla, Arco Norte, México-Pachuca, y Celaya-León, las carreteras donde más hubo incidentes.
Para entender qué sucedió en las carreteras, Ricardo Bustamante puede ver tres factores: el cambio en el modelo de negocios del crimen organizado, la falta de paradores seguros y lugares de descanso en carreteras, así como el uso de bloqueadores de señal satelital, los llamados jammers.
“Lo primero que sucedió es que cuando entró está Presidencia se atacó a la gente que se dedicaba al huachicol, esa gente que se dedicaba a robar combustible, ahora se dedica a robar transporte. Creció precisamente la mafia del transporte, han crecido estas redes entre narcotraficantes y huachioleros, es mucha de la gran parte que se dedican a este tipo de robos, de ilícitos, y por esa parte no se ha controlado en ese sector”.
Y los números confirman su premisa, pues mientras la federación presume una disminución del 94.22 por ciento al robo de hidrocarburos, la iniciativa privada observa un incremento en los atracos a transportistas.
Asimismo, se advierte por la falta de paradores seguros en las carreteras del país:
“Que el gobierno, junto con iniciativa privada, debe hacer paradores seguros, para que cada 100 kilómetros en lugares más acechados puedan descansar, dormir, y se eviten accidentes, Hoy si un operador está cansado, se orilla en la carretera… y un ladrón llega porque no hay un paradero seguro”.
Finalmente, se refiere a una práctica que difícilmente se ha logrado evitar, el uso de bloqueadores o los llamados ‘Jammers’, de fácil adquisición en Internet.
“El jammer es un inhibidor de señal que le ayuda a la delincuencia para cometer su ilícito, lo que hace es poner una burbuja, de 50-100 metros no deja entrar señales satelitales y lo que provoca es que nadie la esté rastreando”.
El dato toma mayor relevancia, pues números de la misma Amesis revelan que el 82 por ciento de los robos se emplean estos aparatos que tienen el tamaño de un estéreo, y a pesar de la existencia de una ley, de nada sirve.
“La norma dice que si te agarran con uno de estos dispositivos tienes entre 12 y 15 años de prisión, pero no hemos sabido de casos de este tipo. Entonces no ha servido de nada realmente. No ha ayudado esta ley en nada”.
Y su veredicto para los años próximos no son favorables: “Vamos a seguir igual o peor cada día el país sigue creciendo, los centros de distribución siguen creciendo, pero lo que tenemos es menos autoridades que nos pueda ayudar”.