Un terrible caso de violencia causó indignación en Santa Cruz, Bolivia, luego de que dos mujeres jóvenes fueron asesinadas a manos de un hombre.
El hombre identificado como Cristian Franco de 23 años, que se hacía pasar por amigo de Vivian y Carla, víctimas de feminicidio, fue capturado por las autoridades tras hacer una llamada a la policía confesando sus crímenes.
Los agentes acudieron a su vivienda ubicada en el barrio Villa Guarnes en el barrio La Morita, en donde encontraron el cadáver de una mujer tendido en el suelo.
Se trataba de Carla Patricia, de 26 años, quien presentaba lesiones de estrangulamiento a la altura del cuello y llevaba entre 8 y 10 horas sin vida.
Cuando el Cristian Franco fue aprendido, dijo el pasado 15 de abril, que también mató a Viviana Cabrera y que su cuerpo fue enterrado en la habitación que él ocupaba.
La Fiscalía procedió con la exhumación del cuerpo y también presentaba asfixia mecánica. Según con la investigación, una de las víctimas era clienta de Franco, con quien se habría involucrado sentimentalmente, y la segunda era su presunta amiga. Lo alarmante del caso es que el hombre planeaba matar a una tercera mujer.
"Él manifestaba que no iba a parar por sí solo. Ya tenía identificada a una tercera víctima", dijo el fiscal Daniel Ortuño.
El comandante de la policía departamental, Erick Holguín, indicó que el hombre tiene aspectos y características de un psicópata.
"El autor de estos crímenes lo que busca es protagonismo", indicó.
Durante la audiencia, la Justicia determinó una sentencia de 30 años de cárcel sin derecho a indulto para Cristian Franco.
El hombre de 23 años no mostró ningún signo de arrepentimiento al confesar sus crímenes y admitió su deseo de experimentar cómo se siente quitarle la vida a alguien.
La escalofriante declaración del hombre
El sujeto indicó que cometió el asesinato de Viviana el 14 de abril, donde compartió bebidas alcohólicas y tras una discusión provocada por el ruido de TikTok, decidió estrangularla mientras dormía.
En su relato con su segunda víctima, de nombre, Carla Patricia, dijo fríamente que la estranguló mientras la música sonaba a todo volumen y confesó haber grabado el momento del crimen, sintiendo placer al hacerlo.