La Diócesis de Tapachula envió este miércoles unas “palabras de fortaleza ante el sufrimiento de los hermanos de la Foranía sierra”, comunidad que vive “a precio de sufrimiento, temor, sangre y muerte”, según la carta.
La misiva denuncia la actual violenta realidad que vive Chiapas, “especialmente las comunidades de las Parroquias de la Foranía Sierra de nuestra familia diocesana” debido a “la presencia permanente de los cárteles de la droga disputándose el territorio de la Forania sierra, yendo y viniendo por todo el territorio ante la indiferencia y complicidad aparente de la Guardia Nacional y del Ejército mexicano con la complacencia de un Gobierno Federal y Estatal”, según se lee en la misiva.
Además, hace dos preguntas: ¿Qué podemos hacer? y ¿Qué nos dice Dios ante esta realidad?
Sobre la primera, le solicito: “Busquemos la forma de contar nuestra vida, de decir nuestra palabra, de dar a conocer lo que vivimos. Muchos tenemos familiares y conocidos más allá de nuestra comunidad y de nuestro Estado de Chiapas, no nos quedemos callados, pidamos que nos ayuden a dar a conocer la historia triste y dolorosa de nuestra vida. de nuestra familia. de nuestras comunidades”.
Además, agrega:
Trabajemos por la unidad en nuestras comunidades. No nos dividamos entre nosotros ni nos regalemos por dinero al crimen organizado, siendo nosotros los opresores de nuestros hermanos.
“Veámonos, sintámonos, vivamos y cuidémonos como hermanos. Fortalezcámonos mutuamente y sostengámonos unos a otros. La unidad alimentará nuestra esperanza”, se lee.
Sobre la segunda, declara: “Cuando más complicada está la situación (…), cuando sufrimos ante la indiferencia de aquellos que cobran y viven de protegernos, cuando pareciera que nuestro deber es resignarnos, perder la esperanza, rendirnos, darnos por vencidos y esperar la muerte, una luz de esperanza ha de brillar en el horizonte, la luz de la presencia de Dios. Dios no nos abandonará”.
A continuación, el contenido integro de la carta completa de la Diócesis de Tapachula:
A LA FAMILIA DIOCESANA:
Una palabra de fortaleza ante el sufrimiento de los hermanos de la Foranía sierra
Hermanos y hermanas, hijos todos de nuestra familia diocesana de Tapachula, los saludamos con preocupación, sentimientos de molestia como seres humanos ante los acontecimientos que estamos viviendo, y sobre todo con la confianza plena en Dios porque sabemos que llegará el día en que saldremos de estas dificultades gravísimas que estamos sorteando a precio de sufrimiento, temor, sangre y muerte, especialmente en las comunidades de las Parroquias de la Foranía Sierra de nuestra familia diocesana.
Nuestra realidad
La presencia permanente de los cárteles de la droga disputándose el territorio de la Forania sierra, yendo y viniendo por todo el territorio ante la indiferencia y complicidad aparente de la Guardia Nacional y del Ejército mexicano con la complacencia de un Gobierno Federal y Estatal que, argumentando desconocimiento o el tener una imagen distinta de la situación y dando órdenes al Ejército y Guardia Nacional de presencia en el territorio sin intervenir para proteger a la población, ha cambiado del todo la vida de nuestros hermanos de la Sierra.
Al rezago y la pobreza ancestral que han padecido, ahora tienen que sumar: vivir secuestrados en sus comunidades. pagar el derecho de piso al cártel que les corresponda según dónde vivan, ser obligados por turnos para estar en los retenes que impiden el libre tránsito llamados filtros -so pena de ser multados y agredidos si no cumplen con este deber impuesto-, pagar a precios muy altos la escasa mercancía que se vende en los negocios que de sus ganancias deben sacar la cuota que les dé derecho a mantener su trabajo y, en últimas fechas -20 y 22 de julio del 2024-, ser amedrentados, amenazados y obligados a participar como escudos humanos en los enfrentamientos de los cárteles de la droga.
La situación es desesperante, es muy complicado vivir así; por un lado, secuestrados en casa propia, obligados a hacer lo que no deben, con un profundo sentido de impotencia ante lo incomprensible de la situación que viven, la gente de los cárteles que disponen a su antojo de la población; y por el otro, la presencia de los destacamentos de la Guardia Nacional y el Ejército mexicano que hacen nada por la población a la que ven sufrir día a día. ¿Hacia dónde van nuestras comunidades con todo esto? ¿Qué tenemos que hacer o decir para que el gobierno cumpla su deber, al menos, de proteger y velar por la seguridad de las comunidades?
No podemos negar, también, que los cárteles controlan a las comunidades a través de hermanos de las mismas comunidades a los que, pagando un sueldo, han hecho olvidarse del sufrimiento y la muerte de sus propios hermanos. La pobreza y el abandono de décadas, unido a la ambición por el dinero fácil, ha sido el caldo de cultivo que está desembocando en esta situación de desesperación, sufrimiento y muerte lenta de nuestros hermanos de la Foranía Sierra.
Nuestra presencia eclesial en el territorio en la Sierra, a través de los hermanos agentes de pastoral, siempre ha tratado de ser una presencia preocupada por llevar la fuerza del evangelio de Jesucristo, con rostro de cercanía, solidaridad, fortaleza, esperanza y un esfuerzo permanente de buscar las condiciones que permitan a todos los hermanos realizar su vocación de personas y de creyentes. Reconocemos y admiramos el testimonio de nuestros sacerdotes y de muchos fieles del pueblo de Dios que han sido una luz de esperanza para estos hermanos nuestros E-RBo en este trecho histórico de sufrimiento, dolor e impotencia que les ha tocado vivir. Les agradecemos y los alentamos a seguir adelante en esta sagrada labor.
¿Qué nos dice Dios ante esta realidad?
Dios nunca ha permanecido indiferente ante el sufrimiento de su pueblo, he visto la aflicción de mi pueblo…he escuchado el clamor ante sus opresores (Ex 3,7-8), yo he venido para que tengan vida y vida en abundancia (Jn 10,10), leemos en la Sagrada Escritura. Esta es la voluntad de Dios, aquí entrevemos en el horizonte el rostro de la esperanza.
La presencia de Dios sostiene, alienta y alimenta la esperanza de quienes esperan tiempos nuevos, tiempos de tranquilidad, tiempos de alegría, tiempos de paz. Esta es nuestra palabra: primero para los hermanos de la Foranía Sierra y, también, para toda la familia diocesana.
Cuando más complicada está la situación, cuando pareciera que a nadie le importa lo que estamos viviendo. cuando sentimos que no tenemos con qué quitamos el yugo de quien nos somete, cuando sufrimos ante la indiferencia de aquellos que cobran y viven de protegernos, cuando pareciera que nuestro deber es resignarnos, perder la esperanza, rendirnos, darnos por vencidos y esperar la muerte, una luz de esperanza ha de brillar en el horizonte, la luz de la presencia de Dios. Dios no nos abandonará. Dios nuestro Padre se apiadará de nosotros. la violencia de los cárteles de la droga no nos va a vencer, la indiferencia de las autoridades no va a hacer que nos rindamos.
Tenemos que seguir viviendo y comprometiéndonos en seguir construyendo en un horizonte de esperanza.
Hermanos de la Foranía Sierra y de todo el territorio diocesano: nos habrán abandonado todos. incluso la autoridad civil, pero Dios nuestro Padre no nos abandonará. En El está nuestra esperanza, El es nuestra fortaleza, a El si le importamos, con El saldremos adelante. No nos desanimemos y no nos rindamos. En estos momentos críticos en que parece que estamos a punto de claudicar, saquemos fuerzas de nuestro pasado: ¿Cuantas veces no hemos estado contra la pared por los desastres naturales y nos hemos levantado?, ¿Cuántas veces Dios nos ha mostrado cuánto le importamos y nos ha sostenido? Tengan confianza, hermanos y hermanas, Dios nuestro Padre no nos va a abandonar ahora, con su ayuda saldremos adelante.
¿Qué podemos hacer?
Esta es la tierra que Dios ha querido darnos, nadie pudo haber escogido un mejor lugar para nosotros que nuestro Padre Dios. No abandonemos ni entreguemos lo que Dios nos ha dado. Los hermanos del crimen organizado nos amenazan y nos quieren someter al silencio para que, más allá de nuestro territorio diocesano, no se sepa ni se crea lo que estamos viviendo y sufriendo día a día. Busquemos la forma de contar nuestra vida, de decir nuestra palabra, de dar a conocer lo que vivimos. Muchos tenemos familiares y conocidos más allá de nuestra comunidad y de nuestro Estado de Chiapas, no nos quedemos callados, pidamos que nos ayuden a dar a conocer la historia triste y dolorosa de nuestra vida. de nuestra familia. de nuestras comunidades.
Trabajemos por la unidad en nuestras comunidades. No nos dividamos entre nosotros ni nos regalemos por dinero al crimen organizado, siendo nosotros los opresores de nuestros hermanos. Veámonos, sintámonos, vivamos y cuidémonos como hermanos. Fortalezcámonos mutuamente y sostengámonos unos a otros. La unidad alimentará nuestra esperanza.
Hermanos de nuestra familia diocesana, hagamos todo lo que esté a nuestro alcance para que cada parroquia, y en cada Foranía, a través del organismo Cáritas de nuestra familia diocesana, haga llegar lo que pueda a nuestros hermanos de la Foranía Sierra. Por lo que se ve, por la indiferencia de las autoridades y por muchas otras razones, esto pareciera que se va a prolongar y tenemos que sostener a nuestros hermanos. Dispongámonos a ayudar a estos hermanos nuestros.
Hermanos sacerdotes, Padres de la forania sierra y Agentes de pastoral, admiramos, valoramos y agradecemos a
LITE Dios la labor desinteresada y muy cercana a nuestros hermanos de la Sierra que Ustedes realizan. Mantengan la confianza en Dios y sigan haciendo su labor con el corazón abierto y preocupado por todos. No decaiga su ánimo. Que el odio y el rencor no lleguen a sus corazones. No les falte ánimo y fortaleza para estar cerca del que sufre. Todos nosotros, los que formamos esta familia diocesana de Tapachula, los alentamos y nos comprometemos a estar al tanto de Ustedes. Ustedes son nuestro rostro y nuestra presencia cercana con estos hermanos que están sufriendo tanto. Recuérdenlo siempre: Dichosos los que trabajan por la pas, porque ellos serán llamados hijos de Dios (Mt 5,9).
Hermanos de la autoridad civil de los distintos niveles de gobierno, seguimos esperando que intervengan para hacer lo que les corresponde: restablecer el estado de derecho en nuestras comunidades. ¿Qué necesitan para salir de su indiferencia y defender al pueblo que les tuvo confianza con su voto para que Ustedes cuidarán él? ¿Hasta cuándo van a vivir tratando de esconder una realidad triste y dolorosa que nosotros vamos cargando día a día?
Les pedimos, les rogamos, les suplicamos, cumplan su deber y protejan a nuestro pueblo. No los necesitamos teniendo destacamentos que vivan entre nuestra gente solo como espectadores, necesitamos que intervengan y defiendan a nuestras comunidades que están viviendo una situación de esclavitud y sometimiento en pleno siglo XXI. Necesitamos que, superando su indiferencia y temor, cumplan su deber y defiendan a este pueblo de sus agresores. Quiera Dios que este tiempo de transición en el Gobierno Federal y Estatal no vaya a ser argumento para dejarnos en el olvido de la próxima administración, sino que, antes bien, el gobierno entrante tenga buena memoria, nos tenga presente y no se olvide de nosotros que ya hemos sufrido demasiado.
Hermanos que trabajan por dinero para los cárteles de la droga -sometiendo, amenazando y entregando a sus propios hermanos- recuerden que Dios es justo, que sufre con los que sufren, y tengan la seguridad que un día sus pecados los van a alcanzar y ese día se van a arrepentir de lo que pudieron y debieron corregir hoy. No se dejen ganar por la ambición y corrijan desde hoy aquello de lo que pudieran arrepentirse el día de mañana. También ustedes son seres humanos, tienen familia e hijos, que el dinero no les impida ver el sufrimiento de sus hermanos. También Ustedes son hijos de Dios. recuérdenlo siempre, honren a su Padre Dios y no lo avergüencen con sus acciones que provocan el dolor y el sufrimiento de sus hermanos.
Dios nos ayude a todos a ser artesanos de la paz y a construir, con nuestro trabajo honrado, un mundo más justo, menos indiferente y más solidario, un mundo con una comunidad humana de verdaderos hermanos. Nos encomendamos todos a la intercesión de San José y a la protección del manto de la reina de nuestra diócesis, Margarita Concepción.
Consejo Presbiteral: P. Martin Medina Balam, P. Martín Moreno Fagoaga, P. Agripino Méndez Victorio, P. Jesús
Sánchez López, P. Margarito Méndez Zamorano, P. Amado Godínez Trujillo, P. Juan Antonio Marroquin Sánchez,
P. Julio Blanco Cruz, P. Erico Antonio, Fonseca López, P. Hervin Reyes de Aquino, P. Ramón de Paz de la Cruz,
P. Nicolás Nepomuceno López, P. Gonzalo Amarante Vázquez Zavala, P. Carlos Lomeli Hernández, P. Abimael
Neovali Díaz Thomas.
+ Jaime Calderón Calderón
Obispo emérito de Tapachula y Arzobispo electo de León.