Gorditas 'Los Tíos', las más grandes del Mercado Alianza en Torreón

11 marzo 2025
Noticias de Yucatán. 

Doña Marielena y su esposo, Ciro Ortíz Castillo, todos los días se movilizan con su puesto de gorditas que instalan en la entrada del Mercado Alianza. Desde 1964 esta pareja, hoy adultos mayores, trabaja unida, lo que les permitió mantener y dar estudios universitarios a sus siete hijos, y continuar siendo ahora el sustento y guía moral de uno de sus nietos.

Con su puesto móvil al que llaman “Los Tíos”, ellos llegan al acceso del Mercado Alianza que se ubica por el bulevar revolución y comienzan a despachar a sus clientes como Sandra, quien vende dulces en este centro de abastos y que dijo, con una gordita, de las grandes y bien servida, queda lista para continuar con su jornada.

"La mía es de papas rojas, y son bien ricas y rete bien sabrosas. Yo soy su clienta y tengo como unos diez años viniéndole a comprar. Son sabrosas y bien ricas; de repente compro grandes, o chiquitas, según el hambre que traiga. A veces llevo dos, a veces una. Todas son bien sabrosas y si las pides combinadas pues más".

“Yo me llamo Sandra, vivo al lado de Villa Juárez, Durango, allá tiene su casa. Yo tengo mi negocio en la Juárez y Zaragoza, vendo dulcitos, ahorita voy y recojo el carrito y me voy por aquel lado, nomás que se me hizo tarde por estar lavando, ya ve el aironazo como estaba muy feo, que ni siquiera le dejaba a uno hacer nada. Pero vengo a comer porque me voy al otro lado a abrir mi puestecito”.

Mientras su cliente recomienda la comida, don Ciro continúa concentrado en calentar las gorditas, que llaman la atención por el tamaño pero también por el costo, lo que permite que los trabajadores del mercado se acercan a saciar su hambre.

Con su trabajo pagaron los estudios de sus hijos

“Esas grandotas las damos en 30 y las chiquitas a 15. Yo me llamo Ciro Ortiz Castillo, yo vendo desde 1964, allá estábamos y luego nos cambiamos y llegamos acá. No sé cuántas hacemos, porque no las cuenta la señora, no sé cuántas hará pero son gigantes, nos hacen bastantes pedidos, terminamos como a las cinco o seis. Con este puestecito les dimos de almorzar, comer y cenar a los hijos, escuela y todo. Tuvimos cinco que viven y dos muertitos, son siete”.

Entre las carreras que pudieron darle a los hijos, esta pareja tiene un ingeniero en mecánica industrial. Ciro dice que todos estudiaron pero algunos de sus muchachos se fueron a vivir a Denver y viven allí desde hace décadas. Sólo les queda un nieto en casa y el muchacho, con 18 años, ya está trabajando aunque quiere seguir estudiando. Doña Marielena Rodríguez García, su esposa, se levanta a las cinco de la mañana para cocinar los guisos de sus ricas gorditas. Y ella, como buena comerciante, tiene el pulso del negocio.

“Ahorita nos está yendo de la patada porque está solo. Me levanto a las cinco de la mañana, ya cuando me vengo dejé lista la comida. Sigo limpiando la cocina para no dejarla sucia y también la lavadora está jalando, por eso ya me voy a quitarla, que puse negro y no quiero que se asoleé; él que venda lo que ya le dejé. Hoy hice tres kilos para gordita nomás, pero de estas gordas sí se vende, pero a veces está solo". 

"El sábado estuvo tierroso y no hubo venta y la comida ya no la volvemos a echar, eso se pierde porque si se fija toda la comida, luego luego se ve que está nueva, echada en la mañana, venderé puras papitas y la gente ya sabe lo que yo vendo. Nuestro puesto se llama “Los Tíos” porque así nos dicen: tía y tío”.

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