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El testimonio de un adolescente británico volvió a encender las alarmas por el fenómeno Fortnite, luego de que el joven asegure que tiene tendencias suicidas y que se volcó a las drogas para intentar mejorar su actuación en el juego, al que le dedica sesiones de hasta 12 horas.
"Siempre he sido anti drogas, pero todo lo que quería era jugar más y ese parecía el único camino", admitió Carl Thompson, de 17 años, al tabloide The Mirror. Según relató, jugaba durante toda la noche hasta tres o cuatro veces por semana y usaba diversas sustancias para mantenerse despierto. "Estaba en un estado completamente miserable y sin funcionar adecuadamente. Me mantenía despierto con bebidas energéticas y sin comer", añadió.
Fortnite, con más de 100 millones de jugadores, ha sido descrito como una mezcla entre Minecraft y un juego de pistolas y disparos. La clave consiste en sobrevivir. Los jugadores luchan entre sí para mantenerse con vida en una noche de zombies o hasta el final de una gran batalla. Además, utilizan el paisaje que está a su alrededor para encontrar materiales y construir refugios.
"Cuanto más batallas ganaba, más quería seguir jugando. Cada vez que mueres, automáticamente vuelves a la zona de batalla, entonces es como estar en un círculo infinito y todo lo que uno quiere es avanzar en el ranking para tener un mayor estatus", explicó.
Carl comenzó a jugar en noviembre, cuando tenía 16 años, y no tardó en sumergirse en el ambiente del juego. Conversando con sus amigos para buscar la forma de mantenerse más horas frente a la pantalla, le sugirieron el uso de anfetaminas.
Llegó al punto en que faltaba a clases y usaba una botella para orinar, sin perder tiempo en ir al baño. También, le robó dinero a sus padres para comprar mejoras del juego.
Aunque es de descarga gratuita, hay que pagar para tener cambios cosméticos o bailes de la victoria. Se estima que, en total, las transacciones hormigas registraron 300 millones de dólares solamente en abril.
Seis meses después de conocer el juego, el adolescente consideró que había llegado a un punto crítico. No podía seguir así, pero en la tormenta mental tomó la peor decisión. "Tenía que escapar de esta existencia y solo había una forma", indicó.
Fue su padre quien escuchó el ruido de la ventana y fue a ver qué estaba pasando. Lo encontró ante de arrojarse. El joven relató el momento: "Me asomé y quería terminar todo. Estaba temblando y llorando. Antes de saltar, sentí una mano en mi cuello que me retuvo".
Thompson, desesperado, lo golpeó y le gritó para que lo deje seguir con su decisión. La madre llegó corriendo, todos lloraban en un completo caos.
Rob, padre del menor, dio su perspectiva al Mirror. "Los cambios que hemos visto en Carl en el último año fueron una pesadilla. Estamos avergonzados como buenos padres de que esto haya pasado ante nuestros ojos. No teníamos idea de lo que el juego podía hacer".
En junio, la Organización Mundial de la Salud (OMS) definió la adicción a los videojuegos como un desorden de salud mental, al incluir esta patología en su nueva Clasificación Internacional de Enfermedades.
Fuente Infobae