Noticias de Yucatán
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La mayor operación corresponde a 104 hectáreas adquiridas en noviembre de 2011. En la escritura aparece como comprador el pequeño Cornelio, representado por su madre Guadalupe.
Los inmuebles más grandes fueron obtenidos mediante compraventa, no en herencia ni a título gratuito: la finca San Ramón, de 37 hectáreas, fue adquirida en $2,000 -según la escritura 540- en septiembre de 2010, y el tablaje de 104 hectáreas que citamos líneas arribas fue comprado en $5,000 en noviembre de 2011.
Cuando se refirió a la residencia de “Paraíso Maya”, que definió como “una colonia popularmedia”, la gobernadora dijo que su hermana y su cuñado la están pagando aún, pero “le cedieron derechos a mi sobrino”.
Según los archivos del Instituto de Seguridad Jurídica Patrimonial de Yucatán, antes de 2008 los esposos Cornelio Aguilar Puc y Guadalupe Ortega Pacheco sólo tenían dos propiedades inscritas a su nombre.
Publicada: Jueves, 26 de julio de 2012 3:00 am | Mérida
Contra lo que declaró la gobernadora Ivonne Ortega Pacheco en una entrevista radiofónica, las diez propiedades escrituradas a nombre de su sobrino Cornelio Aguilar Ortega no son fracciones de “un mismo terreno” y tampoco son una “herencia” del abuelo del menor.
Documentos oficiales prueban que la mayor parte de esas propiedades pasó a manos de los esposos Cornelio Aguilar Puc y Guadalupe Ortega Pacheco mediante compra.
De las nueve donaciones inscritas a favor del niño, dos predios aparecen como donativo anterior a sus padres. El donador fue Santiago Aguilar, hermano del ex diputado y ex alcalde de Dzidzantún.
En sus declaraciones al programa “Atando Cabos”, Ivonne Ortega mencionó como parte de las donaciones a su sobrino las casas de Chenkú y “Paraíso Maya” que están a nombre de su hermana Guadalupe.
Lo cierto es que ninguna de las dos está inscrita como donación al menor. Los últimos datos catastrales disponibles indican que las dos siguen a nombre de la ex presidenta del DIF. Originalmente, la de “Paraíso Maya” estuvo también a nombre de Cornelio Aguilar, quien meses después cedió a su esposa el 50% que le correspondía.
De los nueve predios que aparecen como donación a Cornelio hijo, tres están en la cabecera de Dzidzantún -tienen la categoría de “urbanos”- y los demás están en las afueras. Por tanto, no pueden ser parte de “un mismo terreno”.
Los tres terrenos urbanos fueron adquiridos en compraventa, no mediante herencia o donación: son el 132 y el 132-A (contiguos) de la calle 19 y el 103-B de la calle 13. Los vendedores fueron, en ese orden, los esposos Andrés Aguilar Puc (hermano de Cornelio) y Rosa Elena Estrada Herrera, por $6,000, en julio de 2010; Juan Diego Estrada Herrera, por $4,000, en diciembre de 2010, y René Abimael Pech Tamayo, en septiembre de 2007. En este último caso no se estipuló el monto de la transacción.
A una pregunta sobre el bajo precio que se pagó por las 104 hectáreas de la operación de noviembre de 2011, la señora Ortega Pacheco dijo que en Yucatán se sabe que las tierras de la ex zona henequenera no tienen mucho valor.
Sin embargo, hay grandes diferencias en los montos pagados. Por ejemplo, en los documentos se asigna un precio de $5,000 a 104 hectáreas, a razón de $48 cada una, y otro de $2,000 a las 37 hectáreas de la finca San Ramón, es decir, $52 cada una.
Por el tablaje catastral 2566, de apenas tres hectáreas, Cornelio Aguilar y Guadalupe Ortega pagaron también $5,000 según los documentos. En este caso, a cada hectárea se asignó un precio de poco más de $1,600, muy lejos de los $42 y $52 de los tablajes anteriores.- ANGEL NOH ESTRADA
angelnoh@megamedia.com.mx
Las tierras de Dzidzantún | Tres puntos sobre la situación legal
1 Dos grandes propiedades en compraventa.
Detalles
De las 156 hectáreas por lo menos que están a nombre de Cornelio Aguilar Ortega, 141 fueron compradas por los padres del menor: 104 en $5,000 y 37 en $2,000. No son fruto de una herencia del “abuelo”.
2 Sólo dos propiedades antes de 2008.
Inscripciones
3 Mala intención porque son “del mismo terreno”.
Supuesta herencia
La gobernadora dijo anteayer que nuestra información del caso es “malintencionada” porque “esas diez propiedades son del mismo terreno”. Ni son del mismo terreno ni fueron “herencia”, como luego citó.