Noticias de Yucatán
(SinEmbargo/TICBeat).- Desde que volar en avión se ha
convertido en algo “mainstream” y al alcance de (casi) cualquiera, los
aeropuertos se han convertido en algo más parecido a un centro comercial que a
una mera zona de tránsito para coger un medio de transporte.
La Terminal 4 del aeropuertos de Barajas, en Madrid, es
un ejemplo de esta transformación, pero si viajas a las grandes capitales del
mundo, donde las escalas son frecuentes y los viajeros a veces pasan horas
esperando su vuelo, la excusa de volar parece casi secundaria.
El aeropuerto de Changi de Singapur, por ejemplo, ha sido
nombrado en varias ocasiones como el mejor del mundo, entre otras razones por
la calidad de sus servicios (tiene hasta cabina de masajes), la oferta de
tiendas (hasta 300) y por sus instalaciones (500 terminales).
Lo cierto es que en estos espacios es fácil “perderse”,
ya no tanto por falta de orientación, porque un buen aeropuerto siempre ha de
estar bien señalizo, sino porque están diseñados para que el visitante
permanezca más tiempo. Igual que en los centros comerciales, nada está puesto
al azar: ni la disposición de los locales, ni la decoración ni la iluminación.
Todo está pensado para que el viajero se pare en según qué sitios y, al final,
gaste su dinero.
Veamos en esta lista cuáles son los “trucos” sutiles que
emplean los aeropuertos para que actúes de una forma u otra, aunque creas que
lo haces por tu propia voluntad:
1. SE ASEGURAN DE QUE VEAS LA
PISTA
Hablábamos de la señalización, que es importante, pero no de cómo la aplican. Hay
aeropuertos que indican las puertas de embarque con meridiana precisión, pero
otros prefieren orientar al viajero de forma sutil, y si es posible, atractiva.
Esto se consigue con vistas a las pistas de despegue y aterrizaje, según
afirman profesionales del sector. Quienes viajan semanalmente en avión estarán
hartos de ver los aviones, pero para muchos viajeros es un escenario que
despierta curiosidad y además ayuda a localizar la puerta de entrada.
2. (MUCHA) LUZ NATURAL
Es habitual que los aeropuertos tengan grandes cristaleras y ventanales que
permiten ver el exterior que pase la luz natural. El viajero tiende a evitar
aquellos rincones oscuros o poco iluminados; por eso hay muchas tiendas que se
sitúan frente a las pistas de aterrizaje y despegue.
3. ELEMENTOS DECORATIVOS
ÚTILES
Como decíamos, nada de lo que hay en un aeropuerto está ahí por casualidad.
Muchos elementos decorativos, como estatuas o esculturas, se emplean porque
aportan estética y le sirven al viajero como punto de referencia o “meeting
point” (o de encuentro). Ni que decir tiene que estos elementos están
dispuestos junto a tiendas y locales donde se espera que pasen tiempo y al
final gasten su dinero.
4. USAN ALFOMBRAS
Los viajeros felices y relajados gastan un 7 por ciento más en el
comercio minorista y un 10% más en artículos libres de impuestos, así que los
aeropuertos se las ingenian muy bien para que estén a gusto, sobre todo en esas
áreas donde se espera que abran la cartera. Por eso las zonas de espera tienen
alfombras, para que sean acogedoras y el viajero esté cómodo.
5. LA “HORA DORADA”
En los aeropuertos se produce una situación que es difícil que se dé en otra
parte: los viajeros se encuentra con un espacio de tiempo “vacío” entre que
pasan el control de seguridad y tienen que subir al avión, donde no tienen más
remedio que permanecer allí. Es lo que en el sector se conoce como la “hora
dorada”, porque durante ese periodo son pieza fácil y vulnerable a las compras.
Los aeropuertos lo saben y tratan de exprimirlo. Algunos tienen carteles para
que el viajero sepa de cuánto tiempo libre dispone hasta embarcar y cada vez
hay más tiendas de autoservicio, para que pueda pasar de una tienda a otra más
rápidamente.
6. ALARGAN LA “HORA DORADA”
Por mucho que los controles de seguridad sean un fastidio y parezcan un castigo
acordado por todos los gestores de aeropuertos del mundo, en realidad a estos
no les interesa nada que el viajero pase mucho tiempo en este punto. Como estos
son más difíciles de evitar, se están implantado sistemas de check in
automático, para que en un par de clics el usuario tenga su billete y no pierda
tiempo. Esto, que para ti es muy cómodo, para el aeropuerto significa que
tengas más tiempo libre antes de embarcar, y por tanto más probabilidades de
gastar dinero.
7. LAS TIENDAS ESTÁN
ESTRATÉGICAMENTE UBICADAS
Los establecimientos no sólo están donde hay más luz natural, sino en las zonas
del aeropuerto donde hay más tránsito de viajeros. Es pura estadística: la
clave está en que los productos los vea una mayor cantidad de gente. Las
personas tendemos a comprar más en zonas bulliciosas, y en los aeropuertos
curiosamente lo hacemos por impulso.
8. PRODUCTOS LOCALES
Cuántas veces no te habrá pasado que estás apunto de marcharte y no te has
llevado un recuerdo del lugar, ya sea una baratija o algo gastronómico, para ti
o algún ser querido. Quienes diseñan los aeropuertos saben que esto es de lo
más habitual, de ahí que las tiendas estén llenas de obsequios y regalos de
recuerdo típicos de la región.
9. LOS PASILLOS SE CURVAN A LA IZQUIERDA
La proporción de personas diestras sobre zurda es mucho mayor, por esa razón
los pasillos de los aeropuertos giran de derecha a izquierda y sitúan las
tiendas en el lado derecho, ya que es hacia donde suelen mirar los viajeros.
10. UNA FILA PARA TODO (Y
PARA TODOS)
Puede parecer ineficaz que hay una única cola para hacer el check in o a lo
sumo dos para hacer el control de seguridad, pero esto también tiene un por
qué. Si hubiera muchas filas para hacer estos trámite, la sensación de tumulto
sería mayor, los viajeros se estrenarían al ver que la suya es la más lenta y
luego no tendrían ninguna gana de comprar.
11. AGENTES DE SEGURIDAD
LOCUACES
Es cierto que en muchos aeropuertos los agentes de seguridad hablan más bien
poco, se limitan a observar y a escudriñar cada gesto y expresión corporal de
los viajeros para detectar conductas sospechosas (de ahí que resulten poco
agradables). Pero poco a poco en algunos aeropuertos están apostado por una
técnica psicológica bien distinta: por la del agente que conversa con los
viajeros y les hace preguntas aparentemente inocentes, que en realidad les
sirven para analizarles. Varios estudios han encontrado que la técnica
conversacional captura un 66 por ciento de pasajeros mentirosos, en comparación
con el 3 por ciento de las técnicas tradicionales de observación.