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¿Cuántos libros se han escrito sobre la felicidad y sobre las claves de cómo acceder a ella?. Muchos me preguntáis constantemente sobre ello especialmente en momentos de crisis tan brutales como los que hemos vivido en los últimos años. Pandemia, guerra en Ucrania, inflación a niveles históricos, una crisis económica cada vez más dramática sin un horizonte claro para ser optimistas. Todo este tiempo ha sido una auténtica carrera de obstáculos.
Por esta razón, más que nunca, la gente se pregunta cómo se puede ser feliz en general y, especialmente, en estas circunstancias. Siento decirlo, pero no hay ninguna poción mágica para ello. Ya me gustaría decir lo contrario. No existen recetas que valgan para todos. Somos únicos y, por tanto, el camino para disfrutar de una vida plena y que nos haga felices también es individual, personal, único e intransferible.
No valen fórmulas ajenas. Debemos encontrar la nuestra, la que nos va bien a cada uno de nosotros, con nuestras circunstancias sociales, económicas y personales. Dicho lo cual, sí que hay algunas cualidades imprescindibles. Como dicen los matemáticos, condiciones necesarias, aunque no suficientes. Pero sin ellas, no vamos a ninguna parte.
Tener confianza
Probablemente, la más importante es la confianza. Pensadlo durante un instante: nuestra vida entera se basa en relaciones de confianza. El sistema político que rige los Estados en los que desarrollamos nuestras vidas, las transacciones financieras, nuestras relaciones laborales y por supuesto, las sociales y familiares. No podemos concebir la vida sin confianza, ¿verdad?
Nos fiamos de nuestro médico, de la comida que sirven en nuestro restaurante habitual, de los maestros que cuidan de la educación de nuestros hijos o del mecánico que repara nuestro coche… Todo se basa en la confianza. Es la clave del arco del sistema que, tal y como está ocurriendo en nuestros días, cuando se pierde, hace que todo se desmorone a nuestro alrededor y sobrevenga la crisis: política, financiera, social y de valores.
Pero la confianza más importante, en la que todo comienza y termina, cuál alfa y omega, es la que se tiene en uno mismo. Una, que es necesaria para el éxito, para la felicidad, para superar las crisis y para la vida. ¿Cómo se consigue? Tampoco, en este apartado existen reglas universales. A pesar de ello, he intentado reunir una serie de recomendaciones mínimas que suelo usar con mis clientes para que logréis esa confianza.
Lo más importante para ganar confianza en ti mismo es conocerte muy bien. Trabajar duro para saber cuáles son tus valores y los principios que rigen tus acciones. Con valores y principios podremos ponernos metas alcanzables y trabajar duro para conseguirlas. Pero para alcanzar todo lo anterior hay que ser honestos con uno mismo.
Y, todo ello, debe ir unido a un requisito imprescindible: debemos dejar fuera de nuestro entorno la gente tóxica y hay que rodearse de gente con buenas intenciones. Así de simple. Y así de importante. Ningún jefe será bueno si no es capaz de crear a su alrededor un buen ambiente de trabajo, si no es capaz de detectar las personas que harán que su empresa, su equipo, triunfe. Aprended a daros cuenta de que hay gente que os carga de energía y gente que os ‘chupa’ energía y que actúan como auténticos vampiros emocionales.
Pensad en ello un minuto y, seguro, que os sorprendéis. Seguro que estáis en condiciones de identificar en vuestro ámbito familiar o laboral a unos y a otros. Gente estimulante pero también gente tóxica. Id con cuidado con los envidiosos, pesimistas, negativos, conformistas, parásitos, amargados, con todos los que os intenten cortar las alas. Tened cerca a quienes os puedan enseñar y os dicen las cosas a la cara. En España, el éxito es algo que, por lo general, más que admiración causa miedo y desconfianza en los débiles y en los envidiosos.
Para ser feliz también es imprescindible aprender de los mejores. De aquellos quevhan conseguido lo que quieren, de los que han logrado culminar sus sueños, sus ambiciones. No se trata de copiar a nadie, sino de aprender de los que han utilizado las palancas adecuadas para alcanzar sus metas. Ver que otros pudieron os animará a seguir adelante y a perseguir lo que añoráis. Encontrad la fuerza para salir de vuestra zona de confort buscando cada vez otra. Es un bulo decir que la zona de confort es mala, lo que hay que hacer es que cambie según nuestras motivaciones y nos permita crecer y ganar cada día más confianza en nosotros mismos. En la vida necesitamos pasar de una zona de confort a otra.
Zona de confort
Ahora bien: ¿Cómo se realiza este viaje entre zonas de confort? ¿Cuál es la brújula? Vuestros éxitos son vuestra guía, pero los fracasos, también. Tanto los unos como los otros tienen memoria y están estampados en nuestras neuronas. Necesitáis aprender de las experiencias negativas y usar las positivas como abono para vuestras nuevas ambiciones. Las proyecciones de nuestras ambiciones se refuerzan con los recuerdos del pasado, los buenos.
Otra clave de la felicidad es la risa. Reíros de vosotros mismos y tened sentido del humor. Hay que aprender a reírse, a sonreír. La vida es algo serio y hay que tomársela en serio, pero es muy corta y hay que disfrutar de los buenos momentos al máximo.
Si he empezado mencionando la confianza, esto me lleva al siguiente punto: incluso los introvertidos, los tímidos, tienen que aprender a hablar en público y hacerlo todas las veces que puedan. Es una de las cosas que más refuerza la confianza en uno mismo. miedo al ridículo no sirve para nada. Es como aprender a hablar un idioma: cuanto más lanzado eres, más fácil será hacerte con otra lengua. Arriesgarse es una cualidad imprescindible para todo líder que quiere realmente llegar a triunfar. Sin llegar a sus excesos, necesitamos aprender de los tertulianos, de los todólogos.
Hay que perder la vergüenza a hablar y opinar incluso de cosas que no tenéis totalmente controladas. No hace falta saberlo todo y conocer detalles de cada cosa para hablar de un tema. Todos tenemos opiniones propias pero, por miedo a no gustar, a veces no nos atrevemos a expresarlas. Vuestra opinión es tan válida y respetable como la de los demás. No seáis arrogantes, pero tampoco os infravaloréis.
Si ya formas parte de un equipo de dirección, tu crecimiento profesional dependerá mucho de tu capacidad de ejercer un liderazgo transversal, interdepartamental, valorarán mucho tu capacidad de aportar sugerencias. A veces no tener un conocimiento específico, detallado de una función, permite aportar soluciones inesperadas.
Este crecimiento implica dos valores fundamentales: humildad y ambición, términos que, aunque muchos se empeñen en contraponerlos, no van reñidos. El hambre de éxito no es incompatible con tener los pies en el suelo, el pragmatismo, el sentido común.
Hacer deporte es otra clave para ser feliz. Ya lo decían los clásicos: Mens sana in corpore sano. Cuidad vuestro aspecto físico y adecua tu manera de vestir a tu personalidad. No se trata de ser más guapos, sino sencillamente de sacarnos partido, de vernos guapos. Sé que es duro decirlo, pero ¿alguien duda que mucha gente nos juzga también por nuestro aspecto físico? ¿Alguien puede decir que todo esto nos da igual? No, no nos puede dar igual porque mirarnos en el espejo y gustarse es parte de ese camino, a veces complicado, para hacer crecer la confianza en nosotros mismos.
Otra de las claves en las que siempre incido es no olvidar nunca los sueños de vuestra niñez. El niño que tenemos dentro es clave. ¿Qué diría el niño que fuiste al adulto en que te has convertido? ¿Le gustarías al niño que fuiste?
Si por algo destacan los niños es precisamente por su capacidad creativa. Así que usad toda la creatividad que tengáis y desarrolladla más si es una área de mejora. Más que nunca un buen liderazgo está ligado a la capacidad de ser creativo, de pensar out of the box.
Y para ser creativo es importante no dejar de lado tus hobbies. Las responsabilidades nos llevan a postergar lo que nos llevaba a estar bien y ser felices de niños. Por último, usad siempre vuestra pasión como gasolina para vosotros mismos y acelerador motivacional para vuestros equipos. Tu energía, tu capacidad de arrastre serán clave para que todos te sigan como un imán.
Es importante poner en práctica todos los consejos anteriores, pero sin someternos a una presión excesiva. Sed ambiciosos pero tampoco no os exijáis demasiado, no sea que os convirtáis en vuestro peor enemigo. Hay que ser optimistas, pero realistas con lo que podemos conseguir. No se trata de pasar de un extremo a otro de la noche a la mañana, sino de ir venciendo y derrotando las pequeñas resistencias que todos tenemos.
El mayor enemigo en los procesos de desarrollo personal es la impaciencia, el querer ir demasiado rápido, el pensar que hay milagros y que alguien puede, con la mera lectura de un libro y cuatro sesiones de coaching, alcanzar el triunfo. Desafortunadamente, los milagros no existen. Pero sí el desarrollo personal.
La confianza en uno mismo está hecha de trabajo diario, de un profundo conocimiento de nosotros mismos. De nuestro ‘yo’ interior. De nuestras virtudes y fortalezas, pero también de nuestros defectos y áreas de mejora.