Al desnudo fallas en el IMSS

30 enero 2011
Noticias de Yucatán

(salud, denuncia, afectación ciudadana,)

30 enero 2011
Contratiempos de una familia desde un simple traslado
La denuncia de una madre de familia pone al descubierto, una vez más, carencias y deficiencias en los servicios del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS).


Los problemas relatados en este caso van desde la falta de ambulancias o gente para operarlas hasta carencia de medicamentos, falta de información oportuna a los familiares de los pacientes y esperas prolongadas para la atención de los enfermos.

En plática con un reportero y en una carta que también nos entregó, Haydée Vidal Cen, vecina de la colonia Dolores Otero de esta ciudad, relata pormenores de este caso, que tuvo implicaciones con el fallecimiento de su hija Malú Martín Vidal, de 40 años:

-El lunes 3 de este año, a las 5 de la tarde, mi hija no presentaba movilidad y una ambulancia de la Cruz Roja la trasladó al servicio de urgencias de la Clínica 58 del IMSS, ubicada en la calle 42 Sur.

-Después de una valoración, el personal de la clínica nos dijo que no tenía los medios para atenderla y la enviaría a la T-1 (Centro Médico Nacional Ignacio García Téllez), para lo cual había solicitado una ambulancia. Eran alrededor de las 7 de la noche.

-Como no llegaba la ambulancia, a las 11 de la noche, ante nuestra insistencia, la asistente de Urgencias de la Clínica 58 nos dijo: "Lo siento, no hay ambulancias". Habían transcurrido seis horas desde que llegamos.

-Después de mucho insistir, sin éxito, ante la SSP y en los números de emergencia 060, 113 y 065, hablamos a una ambulancia particular, que acudió de inmediato.

-Al llegar a la Unidad de Urgencias de la ex T-1 continuaron los contratiempos, primero para devolver la camilla de la ambulancia particular, ya que mientras no la desocupaba mi hija el personal de la empresa privada no se podían retirar. Así pasaron tres horas para la devolución de la camilla.

-A las 3 a.m. del martes se aceptó el ingreso de mi hija.

-Ese mismo martes se le envió al área de Oncología de la UMAE (Unidad de Medicina de Alta Especialidad). El viernes 7, a las 13 horas, un oncólogo de apellidos Poot Braga indicó, como consta en el expediente, que se le debía aplicar un tratamiento de quimioterapia con el medicamento "Irinotocam 200 mgs".

-Dieron las 6 de la tarde y de nuevo pregunté. La respuesta fue que no había tal producto en la farmacia, que, además, estaba por cerrar y no volvería a abrir sino hasta el lunes, porque sólo labora de lunes a viernes.

-Me dirigí a hablar con el coordinador, un doctor de apellido Quintana, quien me reiteró que no había el producto.

-Como el mal de mi hija ya le había afectado la zona renal, le pregunté si se podía subrogar ese medicamento, pero me respondió que no estaba autorizado para hacerlo.

-Desesperada, averigué dónde se podía conseguir tal medicamento. Hablé con un representante médico, quien me informó que en el momento que lo requiriera lo llevaba a la UMAE.

-De nuevo entré a hablar con el doctor Quintana y le comenté que si él autorizaba el representante médico proporcionaría el medicamento a la UMAE. Su respuesta fue negativa, pero luego indicó: "Si tiene el modo de comprarlo, que lo haga".

-Le dije: "Doctor, cuesta casi 6,000 pesos que no tengo". Al ver su rotunda negativa insistí: "Si veo el modo de conseguirlo, ¿me lo van a reembolsar y se lo van a aplicar?". No contestó. Sólo me dio el nombre del producto en una hoja de su puño y letra.

-El sábado se presentó ante mi el médico cirujano de guardia, diciendo que era el único médico de ese día y, por tanto, ante cualquier cosa me dirigiera a él.

-Le comenté que ya casi tenía el medicamento, que el representante médico con quien hablé se presentaría con un doctor de apellidos Medina Zamora, subdirector de sábados y domingos, pero el cirujano sólo me escucho y se dio la media vuelta.

-Al fin conseguí el dinero y hablé con el representante médico, quien fue a la UMAE a las 11 de la mañana.

-Siguieron pasando las horas y veía a mi hija cada vez peor, con el medicamento junto a su cama hasta que a las 3 a.m. del domingo se agitó y empezó a agonizar.

-El doctor del nuevo turno la checo y se retiró. Dijo a las enfermeras: "No hay nada que hacer". En ese momento perdí a mi hija, con el medicamento asentado a un lado.

-Narro mi vivencia porque no debemos pasar por alto estas y muchas otras injusticias.

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