Noticias de Yucatán
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Al puro estilo de “La Ley de Herodes”, película que causó revuelo en 1999 y cuya historia comienza con el linchamiento de un alcalde en el pueblo de San Pedro de los Saguaros, en el año de 1949, por sus abusos en el poder, dos alcaldes yucatecos en apenas 10 días recibieron un trato similar.
No se llegó a los extremos del filme en donde los malos alcaldes eran decapitados por los propios campesinos, pero la humillación y los apuros en que se vieron ambos munícipes denotan un estancamiento en nuestra cultura y en nuestro sistema de administración de justicia.
Como informó el Diario, el primer caso se registró el lunes 6, cuando decenas de vecinos enojados humillaron al alcalde Romualdo Ciau Chablé al sacarlo de su casa y meterlo a un baño sucio. Luego lo retuvieron de 11 de la noche a 6 de la mañana en los corredores del Palacio Municipal porque no cumplió los espectáculos que presentaría en la feria tradicional en honor de Santo Domingo de Guzmán.
Ese incumplimiento fue la gota que derramó el vaso, ya que la gente desde hace algunos meses estaba molesta contra él, a quien señalan como el peor que han tenido por sus abusos de poder.
Publicada: Lunes, 20 de agosto de 2012 3:00 am | Editoriales
Alcaldes humillados
Daniel Jesús Carrillo Polanco (*)
El segundo caso ocurrió el 16 pasado, cuando alrededor de 350 empleados de los diferentes departamentos del Ayuntamiento de Kanasín realizaron en la mañana una protesta frente a la casa del alcalde Leonor Chan Uicab. Los quejosos rodearon la casa y a gritos exigían el pago del finiquito por sus servicios durante la gestión de Chan Uicab.
Con coas, machetes y tijeras de jardinería, los inconformes gritaban consignas contra el edil de Kanasín. Dijeron que la protesta se debió a que la Comuna los engañó, pues les ofrecieron que en la primera quincena de agosto les pagarían 25 días como finiquito por el servicio al Ayuntamiento.
No es nada honroso para los yucatecos que en nuestra tierra sigan ocurriendo casos como los dos anteriores, en donde las formas para solucionar las diferencias son iguales a las que se aplicaban a mediados del siglo pasado.
Sin embargo, no podemos dejar de preguntarnos: ¿por qué ocurren estas manifestaciones violentas? Y creo que la respuesta podría ser que es consecuencia de la impunidad que prevalece en Yucatán.Vivimos en un Estado que se caracteriza por desenvolverse en la anomia que se manifiesta de dos formas: a) La ausencia de normas o b) la existencia de éstas pero no son cumplidas.
No obstante la existencia de instituciones encargadas de impartir justicia y aplicar las leyes, las primeras no cumplen su tarea y las segundas son violadas o ignoradas. La consecuencia es la insatisfacción social que se traduce en acciones o reacciones también al margen de las leyes y de las instituciones. El circulo vicioso es: si no hay autoridad que aplique las leyes tratando de lograr la justicia, entonces no queda otro remedio que hacerse justicia por propia mano.
No es lo deseable, pero dada la anomia que vivimos en Yucatán estos casos, que eran usos y costumbres, podrían -que no es lo deseable- repetirse e intensificarse.
Los abusos de autoridad, como antaño, siguen siendo los detonantes de estos penosos episodios. Los que se van y los que vienen deben tener cuidado de no seguir pisoteando los derechos de los ciudadanos, porque llegará el momento en que el hartazgo podría hacer perder las formas sociales y se les aplique la Ley de Herodes. ¿Quién podría seguir?- Mérida, Yucatán.
dajecapo@hotmail.com
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*) Maestro en Comunicación Política y Márketing Electoral, y consejero estatal del PAN