Priva temor en Chenkú

04 septiembre 2012
Noticias de Yucatán ()

Vecinos acusana la familia deun comandante
Publicada: Martes, 4 de septiembre de 2012 3:00 am  |  Mérida
Carmen Soberanis Ordóñez, quien tuvo heridas graves al ser atacada con un picahielo por la hija de un comandante policíaco en Chenkú
La policía vecinal del fraccionamiento Chenkú es una muestra de que ese plan de seguridad no funciona en Mérida, señalaron vecinos.
A raíz de la agresión a puñaladas que sufrió el 3 de agosto pasado Carmen del Socorro Soberanis Ordóñez, como publicamos ayer, vecinos de Chenkú comenzaron una serie de medidas para llamar la atención del secretario de Seguridad Pública, Luis Felipe Saidén Ojeda; del fiscal, Héctor Cabrera Rivero, y de la gobernadora, Ivonne Ortega Pacheco.
Explicaron que viven con terror a causa de pandilleros de la banda “La Neibor”, que causan zozobra durante las noches, y por la serie de agresiones cometidas por María del Carmen Pérez Chuc, hija del comandante de la SSP Francisco Ramón Pérez Ku.
“Vamos a hablar y llevarle un escrito al comandante Saidén para plantear el peligro en el que vivimos”, dijo Ruth Llanes, testigo del ataque con un arma punzocortante a la señora Soberanis Ordóñez.
Según la denuncia, la hija del comandante Pérez Ku atacó con un picahielo a Carmen Soberanis porque le llamó la atención a su hija, quien decía palabras altisonantes con sus amigos a las puertas de la casa de la lesionada.
La adolescente, de 14 años e integrante de “La Neibor”, le dijo lo sucedido a su madre, quien le propinó cinco puñaladas a la señora Soberanis: una en la nariz y cuatro en el vientre, que pusieron en peligro su vida.
En un escrito, cuya copia entregaron al reportero, los vecinos relatan cómo ocurrieron los hechos en la calle 19-A entre 38 y 40. Describen quién es la agresora y cómo su padre la protegió.
Minutos después de la agresión llegaron las patrullas con placas YP-89-209, YP-77-716, YP-77-724 y la YZG-10-32 presuntamente para auxiliar a la lesionada y detener a la agresora.
Sin embargo, cuando se enteraron quién es no hicieron nada, ni siquiera llamaron a la ambulancia.
Hicieron caso omiso a los gritos de la gente de “deténganla, ella es la responsable” porque María del Carmen Pérez, de oficio mesera, estaba a las puertas de su predio con su padre.
Cuando llegó otro mando superior de la SSP y dio la orden “procedan”, la agresora ya había escapado.
La agresora está libre y se jacta de su impunidad.
En Chenkú habitan numerosos policías y tiene un comité de policía vecinal, cuya titular está enferma.
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