Prevenir, la mejor estrategia contra el delito juvenil

27 julio 2013
Noticias de Yucatán ()

El homicidio de un adolescente en San José Tecoh II, a manos de otro adolescente, nos confirma que hay una gran tarea pendiente en prevención de la delincuencia juvenil, afirma Santiago Altamirano Escalante, magistrado de la Sala Unitaria Especializada en Justicia para Adolescentes en Yucatán.
En esa tarea, agrega, no sólo se deben ver involucrados los tres poderes del Estado sino todos los sectores de la sociedad.
El magistrado dice que los tres casos que se han conocido en sólo seis meses de menores involucrados en hechos delictivos es señal de alerta que no se debe dejar pasar. Sólo recuerda antecedentes de 2008, por la frecuencia y magnitud de esos actos.
Como informamos, un joven de 17 años fue asesinado por otro de 16 en San José Tecoh II. Ambos eran integrantes de pandillas.
El menor homicida será juzgado bajo la nueva Ley de Justicia para Adolescentes, que entró en vigor en febrero de 2012. La pena máxima que podría recibir es de 15 años de reclusión en el Centro Especializado en Aplicación de Medidas para Adolescentes. Por disposiciones de la nueva legislación, nunca irá al Centro de Reinserción Social (Cereso).
Durante una entrevista, de la que ayer publicamos la primera parte, el magistrado Altamirano Escalante subraya que el nuevo caso refleja la necesidad de impulsar la prevención como herramienta básica para combatir la delincuencia.
“Prevenir no es sólo difundir lo que dice la ley”, indica. “Hay que ir más allá y trabajar sobre dos pilares importantes: los valores y la familia”.
El funcionario del Poder Judicial prefiere hablar del concepto “niños, niñas y adolescentes”, no sólo del adolescente, para que los primeros también estén representados en los esfuerzos para sortear los peligros originados por una serie de factores sociales, culturales y familiares.
También señala la conveniencia de impulsar un pacto social y moral en el que participen los tres poderes del Estado y los sectores sociales, por ser una tarea de todos.
En cuanto a la familia, dice que en la actualidad la situación económica obliga a muchas parejas a trabajar y esto origina que los hijos e hijas busquen compañía en los aparatos tecnológicos y el internet, que, paradójicamente, los dejan más expuestos a riesgos.
Reitera que no es justificación el trabajo de los padres para no ejercer supervisión sobre los hijos y dejarlos en manos del ocio.
Factores que influyen
No obstante, subraya que en la descomposición social observada en recientes sucesos delictivos tienen mucha relación la ignorancia, la pobreza y la falta de oportunidades sociales.
En el caso específico de San José Tecoh dice que le llama la atención que los dos principales protagonistas -el presunto homicida y la víctima- son integrantes de pandillas.
“Muchas veces los jóvenes buscan en las pandillas lo que no encuentran en la familia y la sociedad”, apunta. “En varios casos estos jóvenes caen en ese problema ante la falta de oportunidades. Más que buscar culpables lo que se requiere es hallar soluciones”.
El magistrado recuerda que los hijos tienden a imitar conductas y actitudes de los padres. Por tanto, si el ejemplo es de un estilo de vida cuestionable hay grandes probabilidades de que se repita.
“Lo que se tiene que hacer es romper ese ciclo”, añade.
Altamirano Escalante tiene amplia experiencia en el tema de justicia para adolescentes y en la actualidad, paralelamente a sus funciones en el Tribunal Superior, imparte pláticas en instituciones educativas.- ÁNGEL NOH ESTRADA
@angelovaliant
En sus propias palabras
SANTIAGO ALTAMIRANO E.
Lo ocurrido en San José Tecoh II nos lleva a darnos cuenta de que quienes dan las reglas, quienes están dando herramientas a los adolescentes para su proceso de desarrollo no son los padres. Es, lamentablemente, otra gente…
Hay que romper paradigmas. Es triste ver que un adolescente cumpla las medidas cautelares en el Ceama (Centro Especializado en Aplicación de Medidas para Adolescentes) y al salir encuentre que afuera todo sigue igual, que nada ha cambiado.
En mis funciones tengo el compromiso de llevar al cabo los ejercicios que disponga mi jefe. Y mi jefe es la sociedad, es la que me paga
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