En visita a las oficinas del Diario, los quejosos relatan que ese día, cerca de las 6 p.m., se cruzaron con unas mujeres, hijas de Canché Ku, quienes los agredieron verbalmente, pero al reclamarles éstas acudieron a su padre, quien estaría en estado inconveniente y acudió a casa de los denunciantes.
Canché Ku, trabajador del Ayuntamiento de Dzan, llegó al predio de los denunciantes, ubicado en la calle 28 entre 11 y 13 de la colonia San Lucas, de ese municipio.
Golpes y mordeduras
—Salí y esa persona me dijo que no quiere tratar con mujeres, y entonces me golpeó en la cara y me dio una patada. Entonces salió mi esposo, pero lo agredió con una botella —dijo Elisa Palomo.
—Lo sujeté e intentó golpear a mi hija, quien se cayó al esquivar el golpe. Lo sujeté de nuevo y él mordió mi mano. Cuando escuchó que venía la Policía pidió que yo lo dejara ir. Gritaba que ahora conocerán al diablo y comenzó a romper su ropa y a hacer desmanes —relata Interián Ruiz.
—Cuando llegó la Policía lo detuvieron, pero fue liberado al poco tiempo.
—Ya fuimos con el juez de Paz de Dzan, pero no llegamos a un arreglo porque manifestó que “doble castigo no se puede”.
—Entonces acudimos a la Fiscalía General del Estado en Ticul y nos mandaron a Mérida por las lesiones, pero nos enteramos que esa persona también nos demandó por robo de una soguilla.
—Es la primera vez que nos hace esto, ni siquiera vive cerca de nosotros. Por eso interpusimos la denuncia ante las autoridades, no queremos que esto vuelva a pasar. Queremos justicia.
