María Fernanda, usuaria de Facebook, escribió en su espacio el siguiente mensaje (literal):
Hoy iba caminando por el centro sobre la 57 con 58. Un tipo del otro de lado de la calle, dentro de un edificio con la puerta abierta, me grita algo, volteo y se toca muy descarada y obscenamente "su paquete".
Le arme pleito le empiezo a gritar que salga de ahí y que le muestre a todos lo que está haciendo. Se pone retador y yo con el coraje, con la decisión de no callarme corro (muy ingenuamente) a buscar a un policía que justamente estaba a la vuelta.
Corrí tras la patrulla hasta que se detuvo en la Plaza de la Tecnología. Lo alcancé y le conté lo que me pasó, me dijo que no podía ir, que necesitaba pila y por eso había parado.
Le dije que entonces si él no me podía ayudar entonces ¿qué hacía?
Me señaló al policía (de tránsito) de la esquina, que fuera con él y que él fuese conmigo. Me acerco al policía y cuento nuevamente lo que me pasó, a pesar de verme acelerada por correr, de decirle que me acaba de pasar, me pregunta cosas que ya le había contado: ¿hace cuánto fue? ¿Dónde sucedió? No podía creerlo. Al final me dice que no puede ir conmigo, que su celular está cargando en la plaza y no tiene cómo comunicarse y que si se va lo regañan. Le dije que no tardaría, que no me gustaría que le hiciera eso a alguien más. El policía, para terminar me dio consejos, diciéndome:
-No es que usted sea la culpable, no estoy diciendo eso, pero no camine sola. Si ve a un hombre con mala pinta que camina hacia usted, cambie de banqueta.
Dije gracias y me fui.
Estaba sumamente molesta e indignada. ¿En serio en estos tiempos caminar sola por la calle a las cuatro de la tarde es cosa de valentía?
Me da asco que eso pase. No me sorprende que los imbéciles sigan haciendo esa clase insultos, no le tienen miedo a nada porque realmente no les pasa nada. Asco. Por María Fernanda.
