Noticias de Yucatán
Cuando un niño tiene una estatura significativamente
menor que la de sus compañeros de la misma edad se suele pasar por alto,
pensando que eventualmente “dará el estirón”; sin embargo, esta talla baja
puede ser consecuencia de un déficit de hormona de crecimiento o bien de algún
otro síndrome, como el de Turner, enfermedad que sólo padecen las mujeres.
“Los padres deben estar atentos al crecimiento continuo
de sus hijos para detectar a tiempo la talla baja; les debe llamar la atención
que éstos usen ropa para edades menores que las que tienen o que no tengan que
cambiar la medida de sus zapatos, pues puede ser un problema glandular, que
tratado oportunamente es fácil de controlar” aseguró la Dra. Mercedes Medina,
endocrinóloga pediatra.
Existen diversos factores que pueden provocar que el
desarrollo normal de un niño se detenga, pero la mayoría son tratables si son
detectados oportunamente, de ahí la importancia de que padres de familia y
pediatras lleven un control del crecimiento de los niños.
Las afecciones por este padecimiento pueden ser también
psicosociales, pues la estatura es uno de los principales factores que detonan
el acoso escolar, de acuerdo con la Organización para la Cooperación y el
Desarrollo Económicos (OCDE). Derivado de lo anterior, los infantes suelen
mostrar cambios de actitud o problemas de autoestima y por el otro lado, pueden
ser sobreprotegidos, tanto por familiares, como por maestros y compañeros,
volviéndolos dependientes, con dificultades para enfrentar por sí mismos los problemas
de la vida diaria.
“A los niños con talla baja se les debe dar atención
psicológica, pues suelen manifestar cambios en su personalidad debido a que se
les da un trato distinto, tanto en la escuela, como en el hogar, además de que
la terapia les ayuda a apegarse a los tratamientos, enfocándolos en los
beneficios a largo plazo”, comentó la Dra. Celeste Rosas, enlace médico para
endocrinología de Merck.
Dar un seguimiento constante al crecimiento de los niños,
desde el momento que nacen y hasta llegar a la adolescencia, ayudará a que se
detecte una posible talla baja y permitirá dar el tratamiento adecuado y
oportuno, que ayude a evitar que los pacientes pasen por situaciones
complicadas, tanto clínicas, como psicosociales y que les garantice alcanzar
plenamente su potencial genético de crecimiento.