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Pasarán 39 años en la cárcel dos jóvenes que asesinaron a un profesor en enero de 2013.
Ellos son el motuleño José Humberto Palma Cervantes (a) “El Güero” o “Diconsa” y Joel Rubén Kantún Dzul, hallados culpables de matar a Juan Alberto Avila Durán, de 49 años de edad, soltero y maestro de inglés.
Según el expediente, los sujetos se conocieron cuando trabajaban en Bodega Aurrerá, en el fraccionamiento Juan Pablo II, y el 4 de enero del 2013 fueron a tomar a “La Casita de Paja”, donde les hizo plática el maestro, que impartía clases en la Escuela Secundaria Técnica 56 del Fraccionamiento Polígono 108.
Posteriormente, fueron a tomar a la casa del profesor, ubicada en el fraccionamiento La Herradura, en Ciudad Caucel y ya en el sitio los sujetos planearon robarle objetos de valor, por lo que tomaron cada uno un cuchillo de la cocina, mismos que metieron en las bolsas de sus pantalones.
Con el pretexto de escuchar música, el maestro y uno de los involucrados se dirigieron a una de las recámaras donde, luego de una propuesta de índole sexual, José Humberto Palma hirió al maestro con el cuchillo, provocándole una herida en el cuello.
El ruido provocado llamó la atención de José Rubén Kantún quien, al percatarse de los hechos, participó causándole varias heridas a la víctima en diversas partes del cuerpo.
Luego tomaron la billetera y el celular del maestro, además de un televisor y su vehículo Verna con placas YZB5643, en el que huyeron hacia Motul y pagaron su consumo de 250 pesos con el televisor, que supuestamente dejaron en garantía.
El autoestéreo lo empeñaron horas después en un local de Juan Pablo II.
Después fueron a empeñar el carro a “Dinero Inmediato”, donde no se lo aceptaron, por lo que los victimarios llamaron a un amigo de nombre Royer Armando López Fernández, a quien contaron lo sucedido y pidieron los recogiera en el sitio donde abandonaron el automóvil.
Los tres involucrados continuaron su vida normal, hasta que robaron en un laboratorio químico y una estética de Ciudad Caucel, donde fueron atrapados en flagrancia.
Entonces, dos de los sujetos fueron identificados como los homicidas porque sus huellas dactilares fueron cotejadas con las encontradas en el lugar del homicidio.
(En la foto aparecen los dos sujetos y un cómplice cuando los detuvieron por el robo en un laboratorio químico)
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