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Desde los sismos del pasado mes de septiembre, 200 niños de la primaria Benito Juárez de San Pedro Ixtlahuaca, Oaxaca, reciben clases a la intemperie y en aulas improvisadas de paredes de tela y madera.
"Ninguna autoridad ha podido apoyarnos para primero, demoler las aulas que están dañadas", asegura el profesor Manuel Juárez González. "Y, ahorita, bajo las inclemencias del tiempo, el frío, el aire, el polvo, la suciedad de los animales, bajo esas condiciones hemos estado laborando".
Los alumnos y maestros de esta primaria, ubicada a 10 minutos de la capital oaxaqueña, aún esperan un dictamen de las autoridades educativas que les permita conocer si sus aulas aún resisten.
"En algunos salones sí se aprecia el desprendimiento, se separó la pared de la cimentación", afirma el docente Héctor Aquino. "En algunos casos, el material de carga está doblado, oxidados".
Y, en estas situaciones, los alumnos resienten las condiciones del clima.
"Se siente bastante frío, por eso tenemos que traer chamarras y necesitamos con urgencia un nuevo salón para ya no sentir tanto frío", menciona el pequeño Manuel David.
En Oaxaca los sismos del 7, 19 y 21 de septiembre dañaron 3 mil 476 escuelas y, en muchas de ellas aún la atención ha sido nula.
Información de Excelsior