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Ante la latente problemática que ha surgido en el centro de Mérida por el ruido que emiten antros y bares, y que vecinos de la zona han denunciado, para los dueños de estos centros de diversión y para las autoridades municipales, la solución es la insonorización, lo que conlleva una inversión que llega a costar varios miles de pesos.
En primera instancia se debe contemplar el espacio que será insonorizado, además que se tiene que tener en cuenta el audio y las bocinas que se van a utilizar en los eventos musicales, ya que éstas deben de estar ecualizadas para encontrar una fidelidad adecuada y no genere escándalo.
“Es muy variable el costo. Así económico, hasta con dos capas de unicel se podría controlar el ruido de una pared en una casa. Pero un ingeniero de audio sería el adecuado en estos tipos de lugares, pues se tiene que pensar qué se quiere, pero te pueda llegar a costar hasta 50 mil pesos, tal vez más o menos, dependiendo del lugar y sus características”, explicó Antonio Cimá, un ejecutivo de ventas de una tienda de instrumentos musicales del centro de Mérida.
Explicó que también tiene mucho que ver qué se quiere, si es un espacio muy pequeño se requiere unas adecuaciones para no perder la calidad sonora del lugar, y del mismo modo en un lugar amplio es más factible ecualizar de manera correcta para que no se escuché distorsionado el sonido.
En Internet se venden diferentes paneles para amortiguar el sonido, como en los estudios de grabación, y se encuentran en venta en mil pesos el metro cuadrado, sin contar la instalación y las adecuaciones del lugar.
Postura musical
Emiliano Buenfil, músico independiente explicó a La Verdad Yucatán: “La postura que tenemos los músicos, primeramente es que independientemente de la problemática que se esté teniendo con los vecinos y con el ayuntamiento, independiente de que no haya una intensión explícita de los vecinos de callarnos, ya afectaron nuestro trabajo. Más allá de que sean los vecinos, es la incapacidad que ha tenido el ayuntamiento para resolver el problema”.
“De un problema que era legítimo, de una demanda de tranquilidad de los vecinos del centro, ya se convirtió en un problema laboral para nosotros los músicos y no se ha resuelto el problema que se tiene del ruido”. La Verdad.