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La ciudad de Goma, en la provincia oriental de Kivu del Norte, tiene un nuevo héroe: el Robot Roulage Intelligent. Todavía hoy, meses después de que lo instalasen, el robot logra encandilar a todos los que pasan cerca de él.
Activo desde enero en la concurrida rotonda Instigo -también conocida como "rond-point Airtel" por el edificio de la multinacional india de telecomunicaciones que se encuentra en la misma intersección-, este robot conquistaría a cualquiera.
"El robot -dice con entusiasmo Providence Nzuzi, que trabaja como taxista de motos- hace su trabajo realmente bien. Regula perfectamente el tránsito. Antes de que lo instalasen, esta intersección era un lugar donde había muchos accidentes que involucraban tanto a automóviles como a motocicletas”.
"Hoy en día, en cambio, ya no hay problemas. Estamos todos más seguros con él".
“Hoy en día, en cambio, ya no hay problemas. Estamos todos más seguros con él, que nos vigila todo el día", añade el moto-taxista.
El Robot Roulage Intelligent es una invención cien por ciento congoleña. Hay 12 ejemplares en todo el país. La ideóloga de este original proyecto es Thérèse Izay Kirongozi, de la Asociación Congoleña de Mujeres Ingenieras, con sede en la capital, Kinshasa.
El robot genera simpatía en la ciudad porque lleva sombrero y gafas de sol. (Notimex)
Con una inversión de alrededor de 12 mil dólares, en 2013 Thérèse construyó el primer prototipo del robot, que pronto alcanzó cierta notoriedad y atrajo el interés de varios inversores. En poco tiempo fundó una empresa que lleva el mismo nombre que su invención y que emplea a unos 20 jóvenes ingenieros congoleños.
Indica que “realiza unos tres mil 600 movimientos por día, regulando el tránsito y registrando cualquier infracción. Está alimentado por paneles solares".
Con su "uniforme" rojo y blanco, sombrero y gafas de sol, el Robot Roulage Intelligent mide 2.5 metros de altura y pesa 250 kilogramos. Impresiona a todos los que pasan frente a él, ya sea en vehículos motorizados o en bicicleta.
Quienes más lo temen son los motociclistas: tanto es así que apenas se acercan a él se ponen el casco, una costumbre no muy común en el país. Luego, una vez se alejan y ya no hay peligro de infracción, se quitan la protección y vuelven a conducir con el cabello al aire.
"Los policías -confía Daniel Lunzaisa, un vendedor ambulante de recargas telefónicas- odian al robot. ¿Por qué? Fácil: primero podían inventarse todas las multas que querían y pedir sobornos hasta los mil francos (60 centavos de dólar)”.
GOMA, República Democrática del Congo.- Se llama Robot Roulage Intelligent. Hace de semáforo, de cámara de video y de regulador de la velocidad, es decir, lleva a cabo una buena parte de las funciones de un policía. Se mueve, se ilumina, emite señales y sonidos y además lleva sombrero y gafas de sol.
La patente y la producción son completamente congolesas. Hay una docena en toda la República Democrática del Congo. En la ciudad de Goma se instaló uno a principios de 2018 y la gente está locamente enamorada de él. La ciudad de Goma, en la provincia oriental de Kivu del Norte, tiene un nuevo héroe: el Robot Roulage Intelligent. Todavía hoy, meses después de que lo instalasen, el robot logra encandilar a todos los que pasan cerca de él.
Activo desde enero en la concurrida rotonda Instigo -también conocida como "rond-point Airtel" por el edificio de la multinacional india de telecomunicaciones que se encuentra en la misma intersección-, este robot conquistaría a cualquiera.
"El robot -dice con entusiasmo Providence Nzuzi, que trabaja como taxista de motos- hace su trabajo realmente bien. Regula perfectamente el tránsito. Antes de que lo instalasen, esta intersección era un lugar donde había muchos accidentes que involucraban tanto a automóviles como a motocicletas”.
"Hoy en día, en cambio, ya no hay problemas. Estamos todos más seguros con él".
“Hoy en día, en cambio, ya no hay problemas. Estamos todos más seguros con él, que nos vigila todo el día", añade el moto-taxista.
El Robot Roulage Intelligent es una invención cien por ciento congoleña. Hay 12 ejemplares en todo el país. La ideóloga de este original proyecto es Thérèse Izay Kirongozi, de la Asociación Congoleña de Mujeres Ingenieras, con sede en la capital, Kinshasa.
El robot genera simpatía en la ciudad porque lleva sombrero y gafas de sol. (Notimex)
Con una inversión de alrededor de 12 mil dólares, en 2013 Thérèse construyó el primer prototipo del robot, que pronto alcanzó cierta notoriedad y atrajo el interés de varios inversores. En poco tiempo fundó una empresa que lleva el mismo nombre que su invención y que emplea a unos 20 jóvenes ingenieros congoleños.
Indica que “realiza unos tres mil 600 movimientos por día, regulando el tránsito y registrando cualquier infracción. Está alimentado por paneles solares".
Con su "uniforme" rojo y blanco, sombrero y gafas de sol, el Robot Roulage Intelligent mide 2.5 metros de altura y pesa 250 kilogramos. Impresiona a todos los que pasan frente a él, ya sea en vehículos motorizados o en bicicleta.
Quienes más lo temen son los motociclistas: tanto es así que apenas se acercan a él se ponen el casco, una costumbre no muy común en el país. Luego, una vez se alejan y ya no hay peligro de infracción, se quitan la protección y vuelven a conducir con el cabello al aire.
"Los policías -confía Daniel Lunzaisa, un vendedor ambulante de recargas telefónicas- odian al robot. ¿Por qué? Fácil: primero podían inventarse todas las multas que querían y pedir sobornos hasta los mil francos (60 centavos de dólar)”.