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El movimiento antivacunas está creciendo en todo el planeta, haciendo que muchos expertos en inmunización observen con preocupación cómo enfermedades erradicadas o cuya incidencia había bajado a mínimos históricos están resurgiendo en varios países. Tanto es así que muchos señalan a este colectivo como el causante no solo de que sus hijos no estén vacunados, sino de que sean la causa de que las personas más vulnerables se infecten. A pesar de que los mensajes sobre la inmunización con base científica son claros y sólidos, muchos padres ignoran estas evidencias poniendo en valor otras que se centran, sobre todo, en la moralidad mientras crecen los adeptos a no inmunizar en todo el mundo.
Uno de los países que está decidido a erradicar que los pequeños no estén inmunizados es Australia. Su gobierno ha lanzado, dentro del programa No Jab, No Pay, una medida que comenzó el pasado domingo y que consiste en que los padres que no vacunen a sus hijos paguen una multa de forma recurrente. La iniciativa implica que los progenitores pagarán unos 18 euros de multa por cada niño sin vacunar cada 15 días. La iniciativa ha sido expuesta por el ministro de Asuntos Sociales del país, Dan Tehan, que ha dicho esta semana en rueda de prensa: “Los niños no vacunados son un riesgo de Salud Pública”, según informaron varios medios.
Hasta ahora, los padres cuyos hijos no estaban al día con el calendario de vacunación ya perdían poco más de 467 euros de beneficio tributario familiar al año. Aunque al final con esta medida, los padres perderán la misma cantidad de dinero “sí que servirá como recordatorio frecuente para estos progenitores irresponsables”, ha asegurado el político. Aquellos que cobren 80 dólares al día o más, tendrán que pagar una multa mayor, según informaron las mismas fuentes.
“La vacunación es la manera más segura de proteger a los niños de enfermedades que se pueden prevenir con la inmunización”, aseguró el político en un comunicado. “Los padres que no lo hacen, están poniendo en riesgo a los niños de otras personas”, añadió. Este paso del gobierno australiano es parte de un programa dirigido a terminar con los antivacunas, después de que estos se percataran de que el porcentaje de niños de menos de siete años sin vacunar había pasado del 0,23% en 1999 al 1,77% en 2014.
Los antivacunas no solo están en Australia
Según El Centro Europeo para la Prevención y Control de Enfermedades, entre 2016 y 2017 se han notificado más de 19.000 casos de sarampión en la Unión Europea, con 46 casos mortales. El 86% de los infectados no habían sido vacunados. Por suerte, en España, la alta “inmunidad de grupo” se explica gracias al éxito de las campañas de la vacunación triple vírica —contra el sarampión, la rubéola y la parotiditis o paperas— que funcionan desde 1981.
Además, en Estados Unidos, la Asociación Médica Americana ha desacreditado de forma reiterada a los progenitores que rechazan vacunar a sus hijos por razones alejadas de la medicina y, al igual que otros organismos como la Organización Mundial de la Salud, hacen hincapié en su capacidad para erradicar, proteger y prevenir que los más pequeños padezcan enfermedades como el sarampión, la varicela o las paperas. En este país, todavía en 20 de los 50 Estados además de Washington DC proponen no vacunar por motivos religiosos y personales. Solo tres, California, Mississippi y Virginia Occidental, no permiten exenciones no médicas.
El movimiento antivacunas está creciendo en todo el planeta, haciendo que muchos expertos en inmunización observen con preocupación cómo enfermedades erradicadas o cuya incidencia había bajado a mínimos históricos están resurgiendo en varios países. Tanto es así que muchos señalan a este colectivo como el causante no solo de que sus hijos no estén vacunados, sino de que sean la causa de que las personas más vulnerables se infecten. A pesar de que los mensajes sobre la inmunización con base científica son claros y sólidos, muchos padres ignoran estas evidencias poniendo en valor otras que se centran, sobre todo, en la moralidad mientras crecen los adeptos a no inmunizar en todo el mundo.
Uno de los países que está decidido a erradicar que los pequeños no estén inmunizados es Australia. Su gobierno ha lanzado, dentro del programa No Jab, No Pay, una medida que comenzó el pasado domingo y que consiste en que los padres que no vacunen a sus hijos paguen una multa de forma recurrente. La iniciativa implica que los progenitores pagarán unos 18 euros de multa por cada niño sin vacunar cada 15 días. La iniciativa ha sido expuesta por el ministro de Asuntos Sociales del país, Dan Tehan, que ha dicho esta semana en rueda de prensa: “Los niños no vacunados son un riesgo de Salud Pública”, según informaron varios medios.
Hasta ahora, los padres cuyos hijos no estaban al día con el calendario de vacunación ya perdían poco más de 467 euros de beneficio tributario familiar al año. Aunque al final con esta medida, los padres perderán la misma cantidad de dinero “sí que servirá como recordatorio frecuente para estos progenitores irresponsables”, ha asegurado el político. Aquellos que cobren 80 dólares al día o más, tendrán que pagar una multa mayor, según informaron las mismas fuentes.
“La vacunación es la manera más segura de proteger a los niños de enfermedades que se pueden prevenir con la inmunización”, aseguró el político en un comunicado. “Los padres que no lo hacen, están poniendo en riesgo a los niños de otras personas”, añadió. Este paso del gobierno australiano es parte de un programa dirigido a terminar con los antivacunas, después de que estos se percataran de que el porcentaje de niños de menos de siete años sin vacunar había pasado del 0,23% en 1999 al 1,77% en 2014.
Los antivacunas no solo están en Australia
Según El Centro Europeo para la Prevención y Control de Enfermedades, entre 2016 y 2017 se han notificado más de 19.000 casos de sarampión en la Unión Europea, con 46 casos mortales. El 86% de los infectados no habían sido vacunados. Por suerte, en España, la alta “inmunidad de grupo” se explica gracias al éxito de las campañas de la vacunación triple vírica —contra el sarampión, la rubéola y la parotiditis o paperas— que funcionan desde 1981.
Además, en Estados Unidos, la Asociación Médica Americana ha desacreditado de forma reiterada a los progenitores que rechazan vacunar a sus hijos por razones alejadas de la medicina y, al igual que otros organismos como la Organización Mundial de la Salud, hacen hincapié en su capacidad para erradicar, proteger y prevenir que los más pequeños padezcan enfermedades como el sarampión, la varicela o las paperas. En este país, todavía en 20 de los 50 Estados además de Washington DC proponen no vacunar por motivos religiosos y personales. Solo tres, California, Mississippi y Virginia Occidental, no permiten exenciones no médicas.
Fuente: El País